(Vatican.news/InfoCatólica) Como es tradición, los frailes partieron de Jerusalén hacia Belén, donde pudieron entrar gracias al permiso de las autoridades israelíes. Por el camino, se detuvieron ante el monasterio greco-ortodoxo de Mar Elías, cruzaron después el muro de separación que divide los territorios israelí y palestino, y pasaron por el puesto de control de la tumba de Raquel, abierto para la ocasión.
Desde el puesto de control, la procesión se dirigió hacia el centro de Belén. Fuerzas armadas israelíes escoltaron a la procesión hasta la tumba de Raquel y el Monasterio de San Elías, desde donde el convoy fue tomado por fuerzas policiales palestinas. A continuación, el Custodio entró en Belén pasando entre dos alas de la multitud, acogido en particular por los estudiantes del Terra Sancta College.
Oración por los que sufren muerte y destrucción
En Belén, donde se celebra el nacimiento de Jesús, «el príncipe de la paz», la petición que elevó el Custodio de Tierra Santa fue que Dios «conceda la paz a esta tierra, a sus habitantes, y que ayude a hacer caminos de reconciliación, porque, como dijo el Papa, sin reconciliación es imposible que haya paz».
La oración es para que acabe la muerte y la destrucción, en Gaza sobre todo, son las palabras de Patton, que reiteró la cercanía de los cristianos de Tierra Santa a los que sufren en la Franja y que también pidió para que los peregrinos y turistas vuelvan a Belén, para que sus habitantes «tengan la oportunidad de vivir dignamente una vez más».
El drama de los que ya no trabajan
Tras dos meses de separación, las dos comunidades cristianas de Jerusalén y Belén volvieron a encontrarse. El muro que separa Belén de Jerusalén y todos los puestos de control están cerrados, lo que está creando graves problemas económicos a los habitantes de Belén, muchos de los cuales son trabajadores que se desplazan a Jerusalén.