(ACN/InfoCatólica) El ataque terrorista ocurrió durante la misa del primer domingo de Adviento. El Estado Islámico (EI) reivindicó la autoría del atentado a través de su cuenta en la red social Telegram:
«Los soldados del Califato detonaron un artefacto explosivo contra una gran reunión de cristianos infieles en la ciudad de Marawi mientras realizaban rituales politeístas».
En un comunicado emitido después del ataque, los obispos filipinos destacan que el momento del ataque que fue deliberadamente elegido por los perpetradores y ha dejado a la comunidad devastada.
Los obispos piden oraciones por los muertos y heridos.
«Oramos por el descanso eterno de los que han muerto y por la sanación de los que han sido heridos. Nos unimos espiritualmente a sus familias y sacamos fuerza y consuelo de nuestra fe en Cristo, quien ‘restaurará todas las cosas a sí mismo, haciendo la paz por la sangre de su cruz…’ (Colosenses 1:20)».
Durante una conversación telefónica con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el padre Sebastiano D’Ambra, misionero del PIME y socio de proyectos de ACN, compartió detalles sobre la magnitud del suceso, mencionando que la universidad, que él ha visitado en el pasado, suele albergar a cientos de católicos en sus celebraciones dominicales:
«Tienen una capellanía con un espacio para celebrar misa a diario, los domingos se reúnen en el gimnasio, porque no caben en el espacio de la capellanía. No sé cuanta gente participaba en la misa hoy, pero suelen reunirse entre 300 y 400 católicos para las celebraciones dominicales. Al ser primer domingo de Adviento, seguramente acudieron muchos fieles».
«Me parece un mensaje muy trágico porque justo hoy empezaba la Semana por la Paz en la diócesis de Marawi. Lo que tenía que ser una semana llena de momentos positivos para construir la paz se ha convertido en un momento de terror», afirma apenado el misionero.
El padre D’Ambra advierte del impacto del atentado en la población cristiana:
«Lo que ha sucedido en Marawi es alarmante. Debido a la existencia de la universidad, en esta ciudad hay cristianos de diferentes partes de Mindanao. Puede ser que muchos cristianos se vayan y el ataque provoque un éxodo de la minoría católica. Muchas familias han instado a sus hijos a regresar a sus hogares debido al miedo imperante entre los cristianos.
Justo hace unos días, celebramos #RedWednesday, una iniciativa de ACN que en Filipinas se vive a nivel nacional y es apoyada por la conferencia episcopal como un día dedicado a recordar a los cristianos en todo el mundo que han sufrido violencia y persecución debido a su fe. Nosotros lo celebramos en el colegio y fue un día muy emotivo. ¿Quién nos iba a decir que pocos días después viviríamos esa violencia de primera mano?»