(Kath/InfoCatólica) El prelado, que se encuentra en estos días en su localidad natal en Austria, asegura en la entrevista que cuando llegó a Brasil «entre los indígenas muchas veces me preguntaban: «¿Dónde está tu esposa?». Y añade
«Siendo todavía un joven obispo, dije que no estaba casado. El líder de la aldea me miró con extrañeza. Simplemente no podía entenderlo porque el concepto de celibato no encaja en la realidad de sus vidas.
Kräutler, en vez de explicarles la razón del celibato, les mintió:
«Recurrí a una “mentira piadosa” y dije que mi esposa estaba muy, muy lejos. Los aldeanos pensaron que era una pena que viniera solo. Pero al menos no hubo más reacciones extrañas».
El obispo asegura que en su diócesis «entre el 80 y el 90 por ciento de los católicos celebran la Eucaristía sólo una vez al año. Eso es un escándalo».
A la pregunta de cómo solucionaría esa ausencia de sacerdotes, el obispo no pide misioneros que vayan a ayudar sino:
«Ordenar sacerdotes o sacerdotisas a personas acreditadas de las comunidades eclesiales. Esto significa que podrían celebrar la Eucaristía todos los domingos.
Cuando se le recuerda que eso fue lo que tanto él como muchos obispos pidieron en el sínodo amazónico, Mons. Kräutler recuerda que «el papa Francisco no lo aceptó. Aunque anteriormente nos dijo a los obispos: haganme sugerencias audaces».
El obispo muestra su decepción con Francisco:
«Me sentí frustrado y decepcionado. En el Sínodo de la Amazonia, el 80 por ciento de los obispos votaron por los viri probati (ndr:ordenación de hombres casados) y el diaconado de las mujeres. Es inconcebible que el papa Francisco no haya mencionado esto en absoluto en su exhortación apostólica. Un hermano que suele ser más tradicional me dijo: tengo cuatro hombres casados que puedo ordenar inmediatamente. Por eso no entiendo por qué ninguna de nuestras demandas se ha cumplido».
Lo ocurrido, según el obispo, erosiona la imagen del Papa como reformador. A pesar de mostrar su falta de optimismo ante la posibilidad de que el sínodo sobre la sinodalidad cambie algo, el obispo austriaco da su parecer sobre cómo deberían de hacerse las cosas:
«Primero están los sacerdotes casados y después el diaconado femenino. Las sacerdotisas serán el siguiente nivel. El papa Francisco dice que las mujeres no necesitan ser ordenadas sacerdotes porque necesitan ser protegidas del clericalismo. Eso me resulta incomprensible. Los hombres no ordenados en el Amazonas son mucho más clericales que las mujeres que dirigen las congregaciones. No conozco ninguna mujer que viva el clericalismo. No».
Tras criticar a san Juan Pablo II y Benedicto XVI por su rechazo de la teología de la liberación, Mons. Kräutler da una peculiar explicación al hecho de que las sectas estén creciendo numéricamente en Iberoamérica mientras cada vez hay menos católicos:
«Cuando celebro un servicio religioso con 400 personas los domingos en la catedral, me pregunto: ¿dónde están los otros miles de creyentes? Aquí tampoco las cosas son tan prósperas, aunque a los reaccionarios les guste afirmar eso en este país. Además: en América Latina muchos católicos se están convirtiendo a sectas porque no tienen acceso a la Eucaristía, debido a la escasez de sacerdotes creados por Roma. Es hora finalmente de cambiar algo».