(Fides/InfoCatólica) El arzobispo ha destacado en la entrevista dos eventos principales: la visita del Papa y el Congreso Eucarístico Nacional
Excelencia, ¿puede hablarnos sobre los eventos más significativos que la Iglesia en la RDC ha experimentado en 2023?
Sí. A nivel nacional, los dos grandes acontecimientos han sido la visita del Papa Francisco a la RDC del 31 de enero al 3 de febrero, mientras que en junio celebramos en Lubumbashi el tercer Congreso Eucarístico Nacional sobre el tema «Eucaristía y familia». Este congreso congregó a representantes de las 48 diócesis del país, proporcionando momentos de intensa oración y catequesis liderados por los obispos bajo el lema «Eucaristía fuente, centro y culmen de la vida cristiana». También organizamos un taller con la participación de teólogos, generando un notable interés entre los participantes. Al término de esta labor científica, se redactó un documento sobre la teología, la espiritualidad y la acción de la Eucaristía y la familia. Cerramos el Congreso Eucarístico Nacional dirigiéndonos a los fieles con una carta pastoral, alentándolos a no considerar el evento como algo concluido, sino como el inicio de un camino de santificación.
La Asamblea Sinodal de África, celebrada en Etiopía del 2 al 6 de marzo, reafirmó que «la Iglesia católica en África ha crecido como familia de Dios». ¿Cómo se vive esta realidad en la RDC?
La familia, que es una verdadera Iglesia doméstica, debe vivir plenamente esta vocación. Los padres tienen un papel esencial que desempeñar: iniciar a sus hijos en la oración y en los sacramentos; educarlos para que den el debido lugar a la Palabra de Dios que alimenta nuestra fe y prepara nuestros corazones para recibir la Eucaristía.
Desgraciadamente, la familia atraviesa una época de turbulencias y crisis: divorcios, cierta aversión al sacramento del matrimonio, separación de los padres, que hace que los hijos sean abandonados a su triste destino de niños de la calle.
Por otra parte, el mundo de Internet propone a los niños valores y referencias que desafían la autoridad de los padres. Así pues, hemos querido organizar este encuentro litúrgico, espiritual, pastoral y científico con el fin de ayudar a reestructurar las cosas, para volver al sentido común, partiendo de nuevo de Cristo para revalorizar la familia.
Ha hecho referencia a los niños de la calle. ¿Qué puede decirnos de esta triste realidad?
Existe el fenómeno de los niños víctimas de una «ruptura familiar» que desgraciadamente se encuentran en la calle. Algunos padres que podemos calificar de «irresponsables» abandonan a sus hijos. No es un fenómeno raro, lo vemos sobre todo en los medios urbanos. Junto a la irresponsabilidad de los padres, esta triste realidad está causada por la pobreza generalizada. Hay padres que no tienen medios de subsistencia no sólo para cubrir las necesidades de sus hijos, por no decir las suyas propias. Luego están las guerras que asolan nuestro país, sobre todo en el este, desestabilizando el tejido familiar de las poblaciones locales. A causa de estos conflictos, muchos niños han perdido a sus dos padres, no tienen a nadie que les ayude y de repente se encuentran en la calle. Por último, existe la superstición, sobre todo con respecto a los niños y jóvenes que tienen problemas de comportamiento o psiquiátricos. Sus padres, incapaces de entender estos problemas, los atribuyen a la brujería, los niños son llamados «niños brujos». Su destino es ser expulsados de casa. Este fenómeno constituye un enorme desafío para la familia eclesial de Dios en la RDC. Como pastores, no podemos permanecer indiferentes e insensibles ante el sufrimiento de estos niños. A menudo organizamos catequesis para denunciar este modo de actuar, diciendo a los padres que son responsables de sus hijos.
¿Qué hace la Iglesia por estos niños?
Las diócesis y las parroquias toman iniciativas para recuperar a los niños abandonados. Las congregaciones religiosas están muy comprometidas en este tipo de trabajo pastoral y apostolado mediante la creación de centros de recuperación de niños abandonados. También tenemos orfanatos establecidos en varias diócesis. Por ejemplo, en la archidiócesis que me ha sido confiada, la de Kisangani, tenemos una obra animada y dirigida por los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos) que fueron los evangelizadores de la zona. Los SCJ han creado varios centros de acogida para los niños de la calle. El centro Bakhita se ocupa de las niñas y jóvenes abandonadas, ofreciéndoles formación y educación para facilitar su integración en la sociedad; el centro San Lorenzo acoge a niños y jóvenes; y, por último, un centro para los más pequeños.
También hay varias congregaciones religiosas femeninas que se ocupan de niños y jóvenes abandonados, como las Ursulinas, que dirigen un orfanato que acoge a niños abandonados por sus padres. Por supuesto, también hay experiencias similares en muchas otras diócesis congoleñas.