(ACN/InfoCatólica) En la jornada del jueves, 16 de noviembre, el papa Francisco abordó nuevamente la relevancia y la viabilidad de alcanzar la santidad en la rutina diaria. En esta ocasión, recibió a los participantes del encuentro denominado «Dimensión comunitaria de la santidad», iniciativa promovida por el Dicasterio para las Causas de los Santos y que tiene lugar en el Augustinianum de Roma desde el pasado lunes 13 de noviembre.
Durante esta audiencia, el papa Francisco se focalizó en tres dimensiones de la santidad: aquella que une, la familiar y la de los mártires. En esta ocasión, dedicó especial atención a la última, destacando que «no hay época que no haya tenido sus mártires, hasta el día de hoy». En referencia a los mártires contemporáneos, el Pontífice citó a Asia Bibi, la mujer católica pakistaní acusada de blasfemia, quien fue violentamente arrastrada de su hogar, violentada físicamente por la policía y encarcelada.
«Pensemos en un caso de vida cristiana vivida en continuo martirio: el caso de Asia Bibi, que estuvo en prisión muchos años, y su hija le llevó la Eucaristía. Muchos años hasta que los jueces dijeron que era inocente. ¡Casi nueve años de testimonio cristiano! Es una mujer que sigue viviendo y hay muchos, muchos como ella, que dan testimonio de fe y de caridad. ¡No olvidemos que nuestro tiempo también tiene muchos mártires!», resaltó el Santo Padre.
En la actualidad, con 52 años, reside fuera de Pakistán junto a su familia. El papa Francisco destacó que ella representa tan solo uno de los numerosos ejemplos de personas que testimonian su fe en la cotidianidad de sus vidas.
La ley sobre la blasfemia
Las conversiones religiosas forzadas, los secuestros y la violencia sexual, que incluye la esclavitud sexual, no solo persisten, sino que en gran medida quedan sin castigo, como es el caso en Pakistán. En esta nación, las minorías son afectadas por las leyes contra la blasfemia, y las mujeres y niñas pertenecientes a comunidades cristianas e hindúes son objeto de secuestros con el propósito de contraer matrimonios forzados, una práctica destinada a limitar el crecimiento de sus respectivas comunidades religiosas.
Pakistán vuelve a surgir como un ejemplo notable, especialmente debido a su ley de blasfemia, recientemente ampliada para abarcar los insultos a la familia del Profeta. Además, el país implementa un Currículo Único Nacional con un enfoque centrado en el islam que es obligatorio para todas las escuelas, contribuyendo así a la propagación de actitudes discriminatorias hacia las minorías religiosas.
La discriminación basada en la religión persiste en Pakistán, según señala el Informe sobre Libertad Religiosa 2021 de ACN. El informe destaca que «la discriminación, la blasfemia, los secuestros de mujeres y niñas, y las conversiones forzadas continúan afectando la vida cotidiana de las minorías religiosas» en el país.