(Ecclesia/InfoCatólica) Durante la presentación de la campaña del Día de la Iglesia Diocesana, el arzobispo ha subrayado que lo que se está viviendo estas semanas en España en el ámbito político «termina siendo la expresión de algunas corrientes culturales de fondo que hemos venido abonando en las últimas décadas: un elogio desmedido de la autonomía a todos los niveles, un elogio del individualismo con una pérdida de valoración de los vínculos que acontece en lo personal, en lo familiar y en lo social».
«¿En qué pilares se basa la convivencia?»
«Creo que en nuestra sociedad y en la organización de nuestra democracia impera el positivismo jurídico. Es decir, alcanzado el poder, cualquier decisión que se tome, siguiendo más o menos procedimientos democráticos, eso en sí mismo termina siendo ético, moral, porque la voluntad de poder lo ha decidido en la medida en que vivimos en un relativismo moral, pero, ¿cuáles son los criterios de lo que está bien o lo que está mal?», ha afirmado Luis Argüello.
Según el arzobispo de Valladolid, hay ahora mismo en España «una preocupación por la convivencia e incluso cuando se habla de los acuerdos adoptados se habla de que son acuerdos a favor de la convivencia. El asunto es, ¿en qué pilares se basa la convivencia?».
Los cuatro pilares de la convivencia
Luis Argüello ha asegurado que los que considera los cuatro pilares en los que se basa la convivencia – la libertad, igualdad, solidaridad y la seguridad jurídica – «están en entredicho y a partir de allí no es extraño que haya una preocupación en diversos sectores de la vida pública española».
Asimismo, Argüello ha afirmado que es «importante» que los ciudadanos tomen conciencia de la responsabilidad democrática, que expresen sus opiniones y que lo hagan «con verdad y firmeza» pero «nunca dejándonos arrastrar por emociones que dan pie, en el río revuelto, a ganancia de pescadores a los que la violencia y el caos les interesa».
Las cuestiones que afectan a «mi pueblo y a mi tierra me importan»
«España es una nación importante, asentada durante siglos, pero ciertamente una nación que se constituye desde la agrupación de diversos reinos. Esta vivencia que hemos tenido de nuestra historia común es importante poderla abordar juntos, pero ni el relativismo, ni el positivismo jurídico, ni la autonomía que hace elogio de la voluntad de poder, sin ninguna referencia ética, nos puede ayudar», ha subrayado Argüello.
Al concluir su intervención, Argüello ha remarcado que, como ciudadano y como obispos, las cuestiones que afectan a su «pueblo» y a su «tierra» le importan: «No es mi papel hacer juicios políticos, pero sí hago una reflexión cultural y espiritual».