(InfoCatólica) Mons. Fernández empieza su carta pastoral constatando que «estamos realmente ante un cambio de época, y entre todos hemos de aportar lo mejor de cada uno para alumbrar una época mejor, no peor». Y advierte:
«No nos dejemos llevar por el mito del progreso, es decir, con pensar que siempre vamos a mejor, porque la historia demuestra que las épocas cambian a mejor, cuando sus ciudadanos se comprometen a cambiar las cosas según el sentido común y en el fondo según el plan de Dios».
El prelado recuerda que hay pecado tanto personal como comunitario:
«Cuando las turbulencias son humanas, de fondo está el pecado, el personal y el comunitario, que genera estructuras de pecado explotando de vez en cuando en una revuelta catastrófica».
El obispo de la diócesis andaluza explica el verdadero alcance del perdón de Dios:
«La amnistía se queda corta. De todos nuestros pecados e idolatrías, de nuestras injusticias y atropellos Dios quiere sacar corazones renovados, si nos dejamos empapar por el amor del corazón de Cristo. No se trata sólo de que Dios olvide nuestros delitos, eso significa amnistía, sino de que Dios nos dé un corazón nuevo. Y eso lo hace mediante su misericordia y su perdón, pues la deuda contraída por nuestro pecado la ha pagado con creces Jesucristo muriendo en la Cruz y resucitando por nuestra salvación. Danos, Señor, un corazón nuevo. Sólo corazones nuevos pueden hacer un mundo nuevo, todo lo demás son consensos humanos que duran poco, porque son precarios y muy frágiles».
Tras su enseñanza doctrinal, Mons Demetrio Fernández aborda la situación de España, tal y como han hecho otros obispos:
«La unidad de España está en peligro. Los obispos españoles en distintas ocasiones hemos hablado en Asamblea Plenaria del valor moral de la unidad de España, que entre todos hemos de salvaguardar y que puede quedar quebrada por egoísmos de un signo u otro. Oremos por la unidad de España, que es un proyecto histórico de siglos y siglos. Por qué romperla ahora. Y si han de hacerse actualizaciones históricas, háganse en el marco de la Constitución, que todos los españoles hemos aprobado. No alimentemos la división ni el enfrentamiento, ni nos dejemos llevar por egoísmos personales o colectivos. La paz de una nación entera no podemos jugárnosla por intereses particulares».