(Fides/InfoCatólica) «Las personas de la comunidad siempre tienen miedo de volver a casa porque no hay paz. Y para que el Evangelio de Jesús sea predicado, necesitamos gente, y que la gente pueda ir allí a rezar, confiando en que Dios les curará y restaurará», explica el sacerdote a La Croix International.
Para comprender plenamente el significado de la acción del padre Anthony, es necesario trazar la historia del actual conflicto en la zona de Wukari, en el estado de Taraba, que también se extiende al vecino estado de Benue.
El enfrentamiento entre los pueblos Tiv y Jukun es sólo uno de los muchos conflictos por la tierra que se están produciendo en distintas partes de Nigeria, y algunos de ellos se remontan a la colonización británica. Probablemente sea el conflicto más antiguo de Nigeria porque, según algunos estudios, se sitúa en la década de 1860. Históricamente, los Jukun fueron los primeros colonos de Wukari, mientras que los Tiv son considerados por ellos como inmigrantes que no deberían tener derecho a estar en Wukari. Pero anteriormente, los dos pueblos mantenían una relación cordial que se remontaba a siglos atrás.
Durante el colonialismo, los británicos asignaron Wukari a los jukunes en detrimento de los tivs. A raíz de esta decisión, los Tiv rechazaron las pretensiones de sus rivales de ser los únicos propietarios de la tierra, desdeñando, entre otras cosas, los procedimientos consuetudinarios de los Jukun para las transacciones de tierras a través de sus jefes tradicionales.
En vísperas de la independencia de Nigeria del Reino Unido, el conflicto estalló en 1959 tras la victoria de un tiv frente a un jukun para representar a la Federación Wukari en la Cámara de Representantes de Lagos. Desde entonces, el enfrentamiento interétnico se ha entrelazado con maniobras políticas por el control del gobierno del estado de Taraba y las elecciones federales.
Los episodios más violentos se registraron en 1959, 1964, 1976, 1990-1992, pero el conflicto alcanzó su punto álgido entre 2000 y 2001, causando pérdidas humanas y materiales, incluido el desplazamiento de varios miles de personas de Wukari. Más recientemente, desde 2019, se han producido otros brotes de violencia. Fue en ese año cuando fue asesinado el padre David Tanko, un sacerdote católico implicado en la mediación en el largo conflicto.