(CNAd/InfoCatólica) El cardenal Christoph Schönborn OP ha descrito el Sínodo Mundial sobre la Sinodalidad, que concluyó el fin de semana, como «el mejor sínodo que he vivido». Es «comunicativo y tiene un método más abierto. Ya no nos sentamos en un aula sinodal estrecha».
Schönborn, arzobispo de Viena de 78 años, ha participado ya en ocho sínodos en el Vaticano. El jueves habló con la radio de la catedral de Colonia sobre sus experiencias de este octubre.
En los sínodos anteriores, «nadie se miraba a los ojos, excepto el Papa». Ahora, sin embargo, «se sientan en mesas redondas y están organizados de tal manera que pueden mirarse unos a otros. El método de trabajo es más lento por etapas, pero el cuidadoso progreso garantiza una forma de trabajar mejor y más profunda».
Schönborn afirmó que la «apertura del Sínodo» a miembros con derecho a voto que no sean obispos es buena para la Iglesia universal:
«La presencia de mujeres en todos nuestros consejos y diócesis no es nada nuevo. No hay que temerla ni exagerarla».
El Papa Pablo VI concibió originalmente el evento como un sínodo de obispos. Para la edición de este año, el papa Francisco decidió permitir también el voto de católicos que no son obispos.
Refiriéndose a su propia archidiócesis de Viena, Schönborn dijo que «las asambleas sinodales se han practicado allí durante años, sólo que no hemos utilizado la palabra para designarlas. 1.400 delegados de toda la diócesis, de todas las parroquias, de todas las instituciones y grupos».
»Durante tres días, celebramos juntos en la catedral, escuchamos y hablamos sin producir papeles», recordó el cardenal. «Sin embargo, se profundizó en la comunidad, en la palabra abierta y en la escucha mutua. Me sentí muy a gusto en el sínodo, y muchas cosas me recordaron lo que hemos vivido en los últimos diez años con nuestras asambleas diocesanas».