(CNA/InfoCatólica) Mons. Antonio Yao Shun, obispo de Jining, y Mons. Joseph Yang Yongqiang, obispo de Zhoucun, regresarán a China esta semana sin haber completado el proceso sinodal, según ha informado el portavoz del Vaticano, Paolo Ruffini
Los obispos chinos solo han participado en los primeros 12 días de la asamblea sinodal, siguiendo un patrón casi idéntico al de los dos obispos chinos que participaron en el Sínodo sobre los Jóvenes de 2018.
La excusa alegada por el Vaticano
Cuando se le preguntó en la rueda de prensa del Sínodo por qué los obispos chinos se van antes de tiempo, Ruffini dijo que su partida se debe a «necesidades pastorales» en su diócesis que requieren su presencia. No ha explicado en qué consisten semejantes necesidades que se han dado a la vez, curiosamente, en dos diócesis distintas, ni si las mismas son de tal urgencia que impiden que los obispos se queden unos días más en Roma para poder cumplir con sus tareas en el sínodo como el resto de participantes.
Estuvieron en Nápoles
Durante su estancia en Italia, los obispos chinos viajaron también a Nápoles con el obispo de Hong Kong, el cardenal Stephen Chow, según Asia News. Celebraron una misa el 8 de octubre en la Chiesa della Sacra Famiglia dei Cinesi (Iglesia de la Sagrada Familia de los Chinos).
La iglesia se construyó en 1732 como parte de un instituto fundado por el papa Clemente XII para formar a seminaristas chinos y enseñar a los misioneros la lengua china para contribuir a la evangelización del país asiático Los obispos chinos concelebraron la Misa y depositaron una reliquia de San Pablo Wu Wanshu, mártir chino de 16 años asesinado en 1900 durante la rebelión de los bóxers.
Mons. Yang también participó en la peregrinación sinodal a las catacumbas de Roma la semana pasada, y declaró a Vatican News que fue «una profunda experiencia ver de primera mano dónde está la Iglesia, dónde empezó mi fe».
Además del sínodo, Yang también participó en el Comité Nacional 2023 de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, un órgano de asesoramiento político que forma parte del sistema de frente unido del Partido Comunista Chino, donde se decidió que la Iglesia católica debía integrar su pensamiento con el partido y unirse más estrechamente a Xi Jinping, según la página web oficial de la Asociación Patriótica Católica.
Yang, que fue ordenado con la aprobación del Vaticano en 2010, es el vicepresidente de la conferencia de obispos católicos sancionada por el gobierno chino y fue elegido líder de la Asociación Patriótica Católica China en diciembre de 2016.
Yao fue el primer obispo consagrado en China bajo los términos del acuerdo sino-vaticano, el 26 de agosto de 2019. Es obispo de Jining, en la región autónoma china de Mongolia Interior. Fue secretario y posteriormente vicedirector de la comisión litúrgica supervisada por la Asociación Patriótica Católica China y el Consejo de Obispos Chinos desde 1998.
Los dos obispos, que en un principio fueron considerados miembros con derecho a voto del XVI Sínodo Ordinario de los Obispos, ya no estarán presentes en el Aula Pablo VI para la votación final del documento de síntesis al final de la asamblea de este mes.
En el Sínodo de los Obispos de 2018, otros dos obispos chinos, monseñor Joseph Guo Jincai y monseñor Yang Xiaoting, obispo de Yan'an, permanecieron algo menos de dos semanas en la casa de huéspedes Santa Marta de la Ciudad del Vaticano antes de abandonar el Sínodo de los Obispos antes de tiempo el 15 de octubre. Los obispos chinos dijeron a la prensa que hablaron con el Papa y le invitaron a China antes de abandonar el sínodo de 2018.
No son verdaderos pastores del pueblo
En una entrevista concedida a Diagne Montana para el Catholic Herald, el cardenal Jospeh Zen, obispo emérito de Hong Kong, habló precisamente sobre esos dos obispos chinos:
«Son elegidos por el Papa entre los obispos reconocidos por el Papa como legítimos. Pero provienen de los obispos obedientes al gobierno, no son verdaderos pastores del pueblo, tanto de la Iglesia oficial como de la que está en la clandestinidad, que ahora son aún más perseguidos que antes del acuerdo secreto».