(LifeNews/InfoCatólica) El arzobispo de la Arquidiócesis de Kansas City en Estados Unidos, Joseph Naumann ha publicado recientemente este importante artículo sobre el aborto en la actualidad. A continuación, puedes leerlo:
Una de las características artísticas más exquisitas de la Catedral de San Pedro de Kansas City, Kansas, son las vidrieras. Las siete ventanas situadas en lo alto de la pared posterior del santuario representan acontecimientos bíblicos relevantes para el significado de la celebración de la Eucaristía.
Una de las escenas bíblicas representadas es la de un ángel que impide a Abraham matar y sacrificar a su hijo Isaac. Este acontecimiento del libro del Génesis es estremecedor. Dios había prometido a Abraham que de su descendencia saldría una gran nación. En su vejez, Sara y Abraham habían concebido por fin un hijo. ¿Por qué iba a pensar Abraham en matar a su hijo tan esperado? ¿Por qué pensaría que esto podría agradar a Dios?
Recordarás que Dios pidió a Abraham que abandonara su tierra natal y viniera a lo que hoy llamamos Tierra Santa. Incluye la actual Palestina, Israel y partes de Jordania. Las tribus cananeas que habitaban la tierra adoraban ídolos paganos, como Moloc o Baal. Sus religiones fomentaban el comportamiento sexual promiscuo que, en su extremo, se ejemplificó con la inmoralidad de las infames ciudades de Sodoma y Gomorra. El sacrificio humano era parte integrante de sus rituales religiosos, en particular el sacrificio de niños.
Dios envió a su ángel para impedir que Abraham siguiera la práctica cultural común del sacrificio de niños, para dejar claro que el Dios único y verdadero no desea el sacrificio humano, sino que lo aborrece. Parte de la misión de los descendientes de Abraham era limpiar la tierra de la inmoralidad y la iniquidad de los cultos a la fertilidad.
La ejecución de Jesús en el Calvario reveló la profundidad del amor misericordioso de Dios por la humanidad. Lo que Dios nunca nos pidió, nuestro pecado se lo exigió a nuestro Padre celestial: el sacrificio del Hijo de Dios. El asombroso amor de Dios por nosotros, demostrado en la crucifixión de Jesús en el Calvario, se nos hace presente en la celebración de cada Misa.
Desde hace más de 50 años, la Iglesia católica de los Estados Unidos designa el mes de octubre como el Mes del Respeto a la Vida. Durante el mes de octubre, se nos recuerda que todas y cada una de las vidas humanas son sagradas porque están hechas a imagen divina.
Basta con contemplar un crucifijo si se quiere ver una representación visual del valor que Dios ha concedido a toda vida humana, sin importar la edad o la etapa de desarrollo, sin importar el nivel de capacidades intelectuales o físicas, sin importar la raza o la etnia, sin importar si se es rico o pobre. A los ojos de Dios, el embrión en el vientre materno tiene la misma dignidad que el deportista de élite; el anciano con demencia no es menos valioso que el becario Rhodes; el niño con síndrome de Down no tiene menos valor que un niño prodigio. Todas y cada una de las vidas humanas son sagradas, no por lo que podamos hacer o producir, sino porque somos hijos de Dios.
Lamentablemente, en la sociedad occidental secularizada ha surgido una forma de sacrificio humano. Los niños no son sacrificados a un dios tiránico, representado en un ídolo pagano. No hemos vuelto a los cultos a la fertilidad per se. De hecho, en muchos sentidos, el materialismo secular es hostil a la fertilidad, temiendo en realidad que haya demasiados niños.
El sacrificio de niños ha vuelto. Hemos formado a un par de generaciones de jóvenes para que crean que la intimidad sexual tiene que ver con el placer y no con una expresión de amor fiel y comprometido o con abrazar la responsabilidad de cuidar a un hijo. Hemos criado a una generación de hombres que creen que su única responsabilidad hacia un hijo que han engendrado es quizá ayudar a pagar el aborto del niño. Hemos enseñado a un par de generaciones de mujeres jóvenes que dar vida y criar a un hijo es un desperdicio de su talento y energía.
Nuestra cultura hedonista persigue sin descanso muchas formas de placer, especialmente el éxtasis sexual, al tiempo que niega el significado de la intimidad sexual: la entrega física completa al otro que sólo puede ser honesta cuando corresponde a una entrega completa de la propia vida al otro en la alianza matrimonial. Dios diseñó esta forma tan hermosa y sagrada de amor humano como el medio para que un hombre y una mujer sean co-creadores con Dios de una nueva vida humana.
El Creador diseñó esta expresión tan profunda del amor humano para que no se trivializara, como tristemente ocurre hoy en día en nuestra cultura del enganche saturada de imágenes pornográficas. El entorno óptimo para el crecimiento y la maduración de un niño es cuando tiene el don de una madre que ama a su padre y un padre que ama a su madre y que juntos aman al niño que es fruto de su amor.
Lamentablemente, gran parte de los delitos sin sentido y a menudo violentos que se cometen en nuestras calles son el resultado de niños que crecen sin un padre que les proteja y cuide. Los niños necesitan el ejemplo de un padre y una madre virtuosos y cariñosos. Yo crecí en un hogar monoparental. Siento un gran respeto por los padres solteros, pero debería ser la excepción, no la regla.
Hace poco más de un año, el pueblo de Kansas no aprobó la enmienda «Valorarlos a ambos» y permitió así que se mantuviera una absurda sentencia del Tribunal Supremo del Estado de Kansas. El Tribunal Supremo de Kansas afirmó que, hace más de 150 años, los autores de la Constitución de Kansas pretendían conceder a la madre el derecho a matar al hijo que lleva en el vientre hasta el mismo momento del nacimiento.
¿Cuáles fueron las consecuencias de la derrota de «Valorarlos a ambos»? Las estadísticas de aborto más recientes del Departamento de Salud y Medio Ambiente de Kansas confirmaron lo que los partidarios de «Valorarlos a ambos» proyectaban y temían. Kansas es ahora un estado de destino del aborto en el Medio Oeste. En general, los abortos en Kansas aumentaron un 57%. Los abortos practicados a niñas menores de edad aumentaron un 49%. Los abortos químicos, peligrosos para la salud física, mental y espiritual de las mujeres y letales para el feto, aumentaron un 38%. Los abortos practicados a residentes de fuera del estado aumentaron más del doble, la friolera de un 117%.
