(InfoCatólica) La decisión de restringir temporalmente el acceso a Santa Sofía se basa en el descubrimiento de «daños significativos» en el monumento bizantino, tanto en su interior como en su exterior, realizado por un grupo de científicos. Aunque aún no se conoce la magnitud exacta del problema, algunos expertos consideran que se trata de un proyecto a «largo plazo» que podría tarda hasta 50 años en ser completado.
Esta decisión ha generado preocupación y «suspicacias» en ciertos círculos turcos. Algunos sostienen que detrás de esta medida se encuentra una cuestión de conveniencia política, con el objetivo de mantener cerrada Santa Sofía por un tiempo y evitar que se utilice como mezquita. Esto se relaciona con la conversión de la Mezquita Azul y la basílica del monasterio de Chora (Kariye) en lugares de culto musulmán. El monasterio se cerró de manera «repentina» debido a obras de renovación, sin llevar a cabo celebraciones, oraciones ni rituales islámicos en su interior.
El ministro turco de Turismo, Mehmet Nuri Ersoy, ha intervenido en la controversia asegurando que Santa Sofía seguirá abierta y funcionando como mezquita durante las obras de renovación. Actualmente, se están realizando estudios para determinar la mejor forma de intervenir, especialmente en lo que respecta a la protección contra terremotos, dada la posibilidad de un fuerte sismo en la zona de Estambul. También se están llevando a cabo trabajos de mantenimiento en las cúpulas para prevenir filtraciones y fugas de agua de lluvia.
Durante el proceso de restauración, las áreas de oración y visita estarán restringidas, lo que implica que será necesario cerrar temporalmente las puertas y prohibir el acceso a visitantes y fieles. Los medios de comunicación turcos han informado repetidamente sobre los daños causados por los visitantes en las paredes y las puertas de este monumento del patrimonio cultural desde su conversión en mezquita y su apertura al público.
En mayo del año pasado se registraron los primeros daños en la estructura, lo que confirmó las preocupaciones de los expertos en antigüedades. Estos expertos son quienes dieron la voz de alarma, y la Unesco amenazó con retirar la antigua basílica cristiana de la Lista del Patrimonio Mundial. Esto se debió a que, bajo el control del gobierno turco desde entonces, la estructura habría perdido su carácter universal y corría el riesgo de ser dañada, comprometiendo así su valor histórico, cultural y simbólico como un elemento de unidad para todos los ciudadanos turcos. Los daños afectaron a las puertas imperiales de roble, de las cuales se cree que unos vándalos arrancaron trozos.
Unas semanas antes, se llevaron a cabo las primeras oraciones islámicas del Ramadán, el mes sagrado musulmán de ayuno y oración, después de casi un siglo. Estas oraciones fueron encabezadas por el poderoso Ali Erbas, jefe de la Diyanet (Presidencia de Asuntos Religiosos, que gobierna a los islamistas suníes). La conversión en mezquitas de las antiguas basílicas cristianas, que en el pasado habían sido museos bajo el gobierno de Ataturk a principios del siglo XX, forma parte de la política nacionalista e islamista impuesta por el presidente Erdogan.
Con información de Asia News