Lamentablemente, añadió el pastor, “la radicalización de los conflictos ha derivado en situaciones que afectan a la población y, de un modo muy grave, a los más pobres del país”.
Monseñor Goic afirmó que medidas de presión como el paro en postas, hospitales, consultorios, y morgues, generan inmensa aflicción en las familias más vulnerables: “No se puede jugar con la salud de los más pobres; las luchas gremiales tienen un límite y la comunidad merece respeto”.
También lamentó la paralización en jardines infantiles y otros servicios públicos, que obliga a las personas a postergar trámites indispensables, con serias consecuencias.
Respecto de la movilización de los profesores, el presidente de la Conferencia Episcopal sostuvo que este episodio ha provocado un daño en el sistema educativo y en los procesos de mejoramiento de la calidad de enseñanza: “Manifestaciones extremas de presión como huelgas de hambre que ponen en riesgo la vida y la salud de personas no tienen justificación moralmente válida”.
Finalmente, monseñor Alejandro Goic invitó a los dirigentes de los gremios en conflicto y a las autoridades pertinentes, a “hacer gestos urgentes y concretos de generosidad y amistad cívica que permitan reponer un diálogo con disposición real por ambas partes hacia el encuentro de posiciones. Y, ante todo, les imploramos retomar el funcionamiento normal de los servicios básicos para las familias más pobres”.