(Fides/InfoCatólica) La idea de crear una «prelatura personal» para los emigrantes filipinos permitiría a la Iglesia llevar a cabo eficazmente su labor pastoral y misionera. Así lo ha declarado Mons. Narciso Abellana, presidente de la Comisión para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes de la Conferencia Episcopal de Filipinas, en un mensaje publicado con motivo del Día Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebra el 24 de septiembre y que en Filipinas tiene una resonancia y una importancia muy especial.
En efecto, Filipinas ostenta el récord mundial con más de 13 millones de emigrantes, los llamados ‘Overseas Filipino Workers’ (OFWs), lo que supone que más del 10% de la población nacional residente en el extranjero. El fenómeno migratorio ha sido fomentado por el gobierno desde los años 70, principalmente como apoyo a la economía nacional: con sus remesas, los OFW son un apoyo crucial para el Producto Interior Bruto y para miles de familias.
Ante una realidad tan vasta, compuesta principalmente por ciudadanos filipinos de fe católica, «establecer una prelatura podría ser particularmente útil para llegar a los trabajadores filipinos en el extranjero, especialmente a los que residen en territorios sin capellanías católicas», como por ejemplo Arabia Saudí. «La tarea y la responsabilidad de la prelatura sería prestar asistencia espiritual y pastoral a estos emigrantes», señala Abellana, destacando los posibles beneficios.
La discusión y el debate en el seno de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP) sobre la propuesta de crear una Prelatura personal para los emigrantes filipinos lleva ya en curso al menos tres años. La CBCP ha creado una Comisión especial para realizar nuevos estudios y evaluaciones sobre la propuesta, antes de someter la cuestión a la Santa Sede y remitirle una petición formal. Actualmente se están llevando a cabo consultas con las Conferencias Episcopales de los países en los que están presentes los emigrantes filipinos, para comprender y evaluar todas las implicaciones jurídicas y pastorales; identificar posibles modalidades logísticas; preparar un curso de formación específico para sacerdotes; prestar atención a la protección de los emigrantes y a la asistencia en casos de abusos, con el fin de salvaguardar su bienestar personal, humano, social y espiritual; prestar especial atención a la visión y concienciación de los católicos emigrantes filipinos como misioneros.
En muchos contextos, especialmente en los países occidentales donde hay secularización y declive de la práctica religiosa, los emigrantes cristianos filipinos constituyen fervientes comunidades de fe que mantienen viva la esperanza. Entre los muchos ejemplos, destaca el de los Países Bajos, donde las iglesias católicas se llenan de emigrantes filipinos y sus familias los sábados y domingos. Con ellos están también algunos sacerdotes misioneros filipinos, que han ido a Europa para ayudar a las comunidades de emigrantes y europeos.
Del mismo modo, en Australia, el P. Nono Alfonso, sj, misionero jesuita filipino que ejerce su ministerio en Melbourne, da testimonio de la importancia de los filipinos en el cultivo de la fe en el contexto de la sociedad australiana, señalando la importancia de su papel como auténticos misioneros. Los llama «emigrantes del Evangelio», personas que, animadas por el espíritu misionero enraizado en la fe católica, afrontan con valentía penurias, dificultades y sacrificios, que su profunda fe les da la fuerza para superar.
Con motivo de la 109ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el domingo 24 de septiembre de 2023, el Papa Francisco ha publicado un mensaje titulado «Libres para elegir entre emigrar o quedarse».
La figura jurídica denominada «prelatura personal» había sido prevista por el Concilio Vaticano II. El decreto conciliar Presbyterorum Ordinis (1965) estipulaba que para la «realización de iniciativas pastorales particulares en favor de diversos grupos sociales en determinadas regiones o naciones, o incluso en todo el mundo», podrían crearse en el futuro, entre otras instituciones, «diócesis particulares y prelaturas personales». Las prelaturas personales son instituciones regidas por un Pastor, nombrado por el Papa.