(Episkopat.pl/InfoCatólica) Al comienzo de la Eucaristía, los fieles fueron recibidos por el arzobispo Adam Szal, metropolita de Przemyśl. «La santidad en la vida cotidiana, la tranquila y humilde, da esperanza a nuestro mundo de que la bondad acabará prevaleciendo. Que la celebración de hoy, vivida en un clima de fe, encienda el amor a Dios y a los hombres», subrayó.
La fórmula de beatificación, por mandato del papa Francisco, fue leída por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos: «...por nuestra autoridad apostólica permitimos que en adelante los Venerables Siervos de Dios, José y Victoria Ulma, casados con sus siete hijos, fieles laicos, mártires... sean investidos con el título de Beatos».
Tras la lectura de la fórmula de beatificación, se descubrió la imagen de los nuevos beatos y, a continuación, una procesión con las reliquias se dirigió al presbiterio.
La homilía corrió a cargo del cardenal Marcello Semeraro, quien afirmó que el significado especial de la beatificación de hoy es que «toda la familia es elevada a la gloria de los altares, unida no sólo por lazos de sangre, sino también por un testimonio común dado hasta el sacrificio de la propia vida».
El purpurado indicó que «en el testimonio y martirio de los Ulma y de sus hijos redescubrimos la grandeza de la familia, lugar de la vida, del amor y de la fecundidad. Redescubrimos la grandeza de la misión que el Creador ha confiado a los esposos».
El cardenal Semeraro subrayó que esta beatificación tiene un mensaje más actual que nunca. «En el martirio de los nuevos beatos, un papel particularmente sugestivo lo desempeña la niña pequeña que Victoria llevaba en su seno, venida al mundo en los dolorosos momentos del sacrificio de su madre. Aunque aún no tenía nombre, hoy la llamamos la Beata», señaló.
«Esta inocente voz suya quiere sacudir la conciencia de una sociedad en la que proliferan el aborto, la eutanasia y el desprecio por la vida, vista como una carga y no como un don. Por eso la familia Ulma nos anima a responder a esta cultura del rechazo que condena el Papa Francisco», aseguró el Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.
El cardenal señaló que «con la concreción de su gesto, la familia Ulma, así como otras personas de buena voluntad que ayudaron a los judíos, anticiparon la enseñanza del Concilio Vaticano II, de san Pablo VI y también de san Juan Pablo II, adoptando en su vida la actitud de quien derriba muros y abraza con amor fraterno».
El Prefecto señaló en su homilía que los nuevos beatos «se nos ofrecen como intercesores ante el Señor Dios, para que les confiemos nuestra vida cotidiana, nuestras esperanzas, alegrías, necesidades y preocupaciones».
A la ceremonia de beatificación asistieron unos 32.000 fieles. La Eucaristía con el rito de beatificación fue concelebrada por 1.200 sacerdotes, 6 cardenales y 80 obispos.
La conmemoración litúrgica de la Familia Ulma tendrá lugar el 7 de julio, aniversario del matrimonio de José y Wiktoria.
...naszą władzą Apostolską zezwalamy, aby odtąd Czcigodni Słudzy Boży, Józef i Wiktoria Ulma, małżonkowie wraz z ich siedmiorgiem dzieci, wierni świeccy, męczennicy... obdarzeni byli tytułem Błogosławionych. pic.twitter.com/VMaFuSTotJ
— EpiskopatNews (@EpiskopatNews) September 10, 2023