(ACIPrensa/InfoCatólica) Dentro de la tradición de la Iglesia Católica, septiembre se honra como el mes dedicado a la Biblia.
Por este motivo, deseamos compartir con ustedes cinco puntos esenciales relacionados con las Sagradas Escrituras que merecen ser tenidos en consideración para vivir con total conciencia y plenitud este mes.
1. Las múltiples denominaciones
El término «Biblia» encuentra sus raíces en el griego y se traduce como «los libros». Este nombre ha perdurado desde los primeros siglos del cristianismo. Se atribuye a San Clemente, discípulo de los Apóstoles y el tercer sucesor de San Pedro, el mérito de ser el primero en utilizar esta denominación.
Con el paso de los siglos, la Biblia ha sido conocida por otros nombres. San Jerónimo, un destacado Padre de la Iglesia que realizó la traducción al latín, la llamaba «Biblioteca Divina».
Además de «Biblia», actualmente también se utilizan términos como «Escrituras», «Sagrada Escritura» o «Palabra de Dios» para referirse a este sagrado conjunto de textos.
2. Orden y divisiones
La Biblia comprende un total de 73 libros y se divide en dos partes principales: el Antiguo Testamento (AT) y el Nuevo Testamento (NT). El término «testamento» deriva del hebreo «berîth» que se traduce como «alianza» o «pacto de Dios con su pueblo».
El Antiguo Testamento consta de 46 libros que fueron escritos antes de la venida de Cristo. Estos se organizan en categorías que incluyen el Pentateuco, Libros Históricos, Libros Poéticos y Sapienciales, y Libros Proféticos. Por otro lado, el Nuevo Testamento está compuesto por 27 libros que incluyen los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas o cartas y el Apocalipsis.
3. Los idiomas
En la Biblia, encontramos una variedad de libros escritos por sus autores, conocidos como «hagiógrafos», en diferentes idiomas, incluyendo hebreo, arameo y griego. A lo largo de los siglos, se emprendieron esfuerzos para traducir estos textos al latín y, posteriormente, a otros idiomas.
Antes de la invención de la imprenta, la tarea de preservar los textos sagrados recaía en manos de diversos «copistas» que se dedicaban a transcribirlos manualmente, asegurando así su conservación a lo largo del tiempo.
Además, durante las ceremonias religiosas, especialmente en las Misas, las lecturas tomadas de la Biblia se recitaban oficialmente en latín hasta el Concilio Vaticano II, que marcó un cambio significativo al permitir la celebración de la Eucaristía en otros idiomas.
4. La elección del mes de septiembre
La respuesta de por qué se escogió septiembre como el mes dedicado a la Biblia se debe a varias razones significativas. Una de las principales razones es la veneración de San Jerónimo, considerado uno de los traductores más destacados de la Biblia.
San Jerónimo llevó a cabo la traducción de casi la totalidad de la Biblia al latín, una obra que se conoció como «la Vulgata», la cual posteriormente el Concilio de Trento como el texto bíblico latino oficialmente autorizado. La festividad de este importante santo, quien falleció en Belén, se celebra cada 30 de septiembre.
Adicionalmente, otras confesiones cristianas también eligen septiembre para celebrar la Biblia debido a un acontecimiento histórico. El 26 de septiembre de 1569 se completó la impresión en español de la Biblia del Oso, llamada así por la imagen de un oso en la portada que representaba al animal disfrutando de la miel. Esta Biblia fue traducida por Casiodoro de Reina y posteriormente revisada por Cipriano de Valera, lo que dio origen a la famosa Biblia Reina-Valera.
5. ¿Cómo conmemorar este evento?
Durante este mes, las parroquias católicas en todo el mundo suelen fomentar un mayor entendimiento y lectura de la Biblia a través de cursos de formación, conferencias y eventos de celebración de la Palabra. Algunas familias optan por establecer un altar en sus hogares con el Libro Sagrado abierto en un lugar visible y leen un pasaje bíblico cada día como parte de su práctica.
Además, en la página web de la Biblia Católica para Jóvenes, se pueden acceder a numerosos recursos gratuitos que permiten profundizar en la riqueza espiritual que la Biblia ofrece. Puedes encontrar más información en este enlace.
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