(Vatican.news/InfoCatólica) Bajo un cielo despejado en Ulán Bator y entre las vastas estepas de Asia Central, el Santo Padre llegó al Aeropuerto Internacional de Chinggis Khaan a las 9:52 de este viernes 1º de septiembre (las 03:52 en Roma). Había salido desde Fiumicino a las 18:41 del jueves 31 de agosto. El trayecto duró unas 9 horas y 30 minutos y se recorrieron unos 8.278 kilómetros.
Francisco, el primer Papa que pisa suelo mongol, fue recibido por la ministra de Relaciones Exteriores del país asiático, Battsetseg Batmunkh, mientras una joven con traje tradicional le ofrecía una taza de yogur seco.
El Obispo de Roma fue recibido por una guardia de honor antes de dirigirse a las salas del aeropuerto para mantener un breve encuentro con la ministra. A continuación, el Pontífice partió hacia la Prefectura Apostólica, situada a unos cincuenta kilómetros, en la parte sur de la capital. Allí se alojará durante su estancia en el país.
Como es tradición, el Santo Padre envió telegramas a los jefes de Estado de los 11 países que sobrevoló: empezando por la propia Italia y siguiendo por Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro, Bulgaria, Turquía, Georgia, Azerbaiyán, Kazajistán y China.
En el vuelo, el Papa dialogó con unos 70 periodistas de todo el mundo que le acompañaban, les agradeció su labor y pronunció una breve reflexión, en la que dijo que «Mongolia se entiende con los sentidos» y sugirió «escuchar un poco la música de Borodín, que supo expresar lo que significa esta longitud y grandeza de Mongolia», concluyó.
Este 43º viaje apostólico al corazón de Asia Central se centrará en el diálogo interreligioso y en alentar a la pequeña Iglesia misionera de la zona, formada por unos 1.500 fieles. Esta visita a un país predominantemente budista es también una muestra del interés del Sumo Pontífice por este territorio, tras haber nombrado el año pasado al Prefecto Apostólico de Ulan-Bator el Purpurado más joven del Colegio Cardenalicio: Giorgio Marengo.