(Fides/InfoCatólica) Mons. Sebastian Shaw, arzobispo de Lahore, ha asegurado que con motivo de la violencia contra los cristianos en Jaranwala, una localidad del Punjab paquistaní donde fueron incendiadas casas e iglesias, ha sucedido «algo impensable hasta hace unos años hace, que representa el buen fruto del paciente trabajo de cercanía, amistad, relación y diálogo interreligioso que hemos iniciado en Punjab, en Lahore y en otras diócesis».
El arzobispo viajó a Jaranwala en los últimos días en compañía de líderes musulmanes:
«He acompañado a tres delegaciones diferentes de líderes musulmanes con quienes hemos establecido buenas relaciones y con quienes compartimos un camino constante de encuentro y diálogo. Eran sunitas y chiítas, de diferentes escuelas de pensamiento islámico. Todos querían estar allí, quisieron verlo con sus propios ojos. Muchos de ellos se emocionaron, todos mostraron solidaridad y cercanía humana a las familias cristianas aterrorizadas por la violencia, oraron con nosotros y estrecharon las manos y consolaron a la gente. Agradezco amablemente estos gestos. Para nosotros aquí en Pakistán, suponen gestos de considerable importancia porque contribuyen a cambiar la cultura y la mentalidad, también por la repercusión mediática que han tenido».
En una de las tres delegaciones estaba Abdul Kabir Azad, imán de la mezquita real de Lahore, la más grande e importante de Pakistán. «Es un hombre muy conocido por el servicio que desempeña. Sus palabras de firme condena por lo sucedido fueron alentadoras y esperanzadoras. Kabir Azad y los demás líderes han rechazado clara y contundentemente la violencia contra inocentes porque no es una enseñanza del Islam, es reprensible y no debe ser justificada por la religión», recuerda monseñor Shaw. En otra delegación, informa el arzobispo, «se encontraba Tahir Mehmood Ashrafi, un importante clérigo paquistaní, jefe del All Pakistan Ulema Council, organismo muy influyente a nivel religioso y político. Ahrafi incluso se emocionó, hasta el punto de derramar lágrimas. En nombre de todos los musulmanes de Pakistán, pidió perdón a los cristianos. Lo hizo en privado, hablando con las personas que conoció durante su visita, y lo hizo públicamente en la conferencia con los medios de comunicación, que filmaron y transmitieron sus palabras, para beneficio de todo el público. Apreciamos mucho sus palabras y las acogimos con amistad», señala monseñor Shaw.
Y añade:
«Me llamó mucho la atención escuchar a los líderes musulmanes decir a las madres cristianas que lloraban, 'vuestros hijos son nuestros hijos. No tenéis que preocuparos. Nosotros nos ocuparemos de ellos’. La solidaridad no fue solo de palabra sino también en lo concreto porque los líderes islámicos se encargarán de sufragar los gastos educativos de los niños de las familias afectadas por la violencia en Jaranwala, concediéndoles becas para su escolarización hasta la universidad. Es realmente destacable, esto demuestra la disposición sincera, cercanía y buena voluntad de quienes no están de acuerdo con la violencia intercomunitaria y con los imanes musulmanes que la instigaron promoviendo el odio y la violencia religiosa».
También se prestó especial atención a las iglesias destruidas:
«Los líderes musulmanes han llamado la violencia contra las iglesias por su nombre, es decir, profanación y blasfemia, señalando que el profeta Mahoma condena cualquier violencia contra los símbolos religiosos. Nos ayudarán a reconstruir, junto con las instituciones civiles como está haciendo rápidamente el gobierno de Punjab con las iglesias destruidas en Jaranwala».
El arzobispo de Lahore también aprecia las palabras y las acciones de los representantes de los partidos políticos islámicos, como el senador Siraj ul-Haq, jefe del Palistan Jamaat-e-Islami (JI), el principal partido religioso del país. La organización dedicada a la asistencia social del JI, la Fundación Al-Khidmat, se comprometió a ayudar a reconstruir los hogares cristianos dañados:
«Tanto en las primeras horas después de los hechos como en una reunión hoy 25 de agosto, el senador Siraj-ul-Haq, expresando toda su amargura, subrayó que quemar iglesias y casas en respuesta a un caso de presunta blasfemia va contra las enseñanzas del Islam. Señaló que su partido JI cree en los principios de respeto a la humanidad, tolerancia y convivencia pacífica, y ha pedido que los autores de la violencia sean castigados conforme a la ley».
El partido islámico JI ha anunciado que convocará en septiembre una convención nacional en la que participarán las minorías religiosas de Pakistán para llevar a cabo la iniciativa «Caravana de la paz», subrayando que «Pakistán pertenece a todos sus ciudadanos, que vivirán juntos y protegerán la vida y la propiedad de cada uno. Queremos transmitir el mensaje de que Pakistán es el hogar de todas las religiones y de que su futuro próspero depende de la paz. Cualquiera que destruya la paz del país es un enemigo de la nación», afirmó Siraj-ul-Haq. El líder también ha promovido, a nivel político, la creación de una comisión nacional dedicada a los asuntos de las minorías con el objetivo de salvaguardar los derechos de hindúes, cristianos, sijs y otros grupos religiosos.
El arzobispo de Lahore concluye:
«Esta actitud renovada de cercanía y solidaridad no es casual, sino que es el resultado de un compromiso largo y paciente en el ámbito del diálogo interreligioso que llevamos a cabo desde hace al menos 15 años. Ahora vemos resultados alentadores. Dijimos a los líderes musulmanes que es esencial continuar por este camino. Muchas veces les decimos que los cristianos en Pakistán, una pequeña comunidad, respetan el Islam y todos los símbolos religiosos y no tienen motivos para ofender al Islam, al Profeta o al Corán. Ellos han admitido que las acusaciones de blasfemia se están fabricando por diferentes razones, sobre todo, por disputas personales. Los cristianos y los musulmanes en Pakistán deben permanecer unidos para enfrentar estos desafíos y estas cuestiones. El diálogo y la unidad es el camino para lograr mejoras efectivas en esta situación, para evitar que estos graves episodios de violencia se repitan, y para beneficiar la convivencia en toda la sociedad».