(InfoCatólica) En un comunicado emitido por la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, la iglesia expresó su oposición a esta operación, que comenzó el 24 de agosto y ha generado fuertes protestas en diversas partes de la región de Asia-Pacífico, a pesar de las garantías proporcionadas por el gobierno de Tokio y respaldadas por la Agencia Atómica Internacional (OIEA).
TEPCO, la empresa encargada de la central nuclear, dio a conocer los primeros resultados de muestras de agua tomadas en 10 lugares diferentes a una distancia de 3 kilómetros de la central de Fukushima. Estos resultados aparentemente no mostraron cantidades significativas de tritio, el radionucleido que no puede eliminarse completamente incluso con el tratamiento al que se sometieron las aguas de refrigeración de la planta. TEPCO planea publicar estos resultados diariamente durante aproximadamente un mes, mientras que el Ministerio de Medio Ambiente de Tokio compartirá resultados similares cada semana durante tres meses. Además, se esperan los resultados de un instituto de investigación designado por la Agencia de Pesca.
Sin embargo, estas garantías están siendo cuestionadas por varios sectores de la sociedad civil japonesa, incluida la Iglesia Católica, que ya se había manifestado en contra de esta decisión dos años atrás, en conjunto con los obispos de Corea del Sur. El comunicado de la Comisión de Justicia y Paz, firmado por el obispo Wayne Francis Berndt, de Naha, y el obispo Edgar Gacutan, de Sendai, cita un pasaje bíblico del profeta Ezequiel para expresar su «firme protesta» contra la liberación del agua tratada al océano.
Los obispos argumentan que el gobierno debería escuchar las protestas de los habitantes locales, los pescadores de Asia Oriental, los isleños del Pacífico y otras personas dentro y fuera del país. Además, cuestionan la afirmación del gobierno de que el tritio, presente en el agua tratada de la central nuclear, es un radionucleido natural que se emite también en otras centrales nucleares en funcionamiento. Los obispos sostienen, en base a lo que afirman expertos, que el tritio se acumula en la cadena alimentaria y no debería ser liberado en el océano.
La Comisión de Justicia y Paz también responde a la tesis de la OIEA, que argumenta que los materiales radiactivos residuales en el agua tratada están suficientemente diluidos. Los obispos indican que el problema no es solo la concentración, sino también la duración y la cantidad total de material radiactivo que se liberará y contaminará el océano. Además, señalan que la cantidad de agua contaminada en Fukushima sigue aumentando debido a la necesidad de refrigeración para la remoción de los restos de combustible, cuyos trabajos se han retrasado y el proceso de construcción aún no ha concluido. Las aguas subterráneas y de lluvia siguen siendo una fuente de contaminación.
Los obispos concluyen afirmando que la degradación del medio ambiente es un resultado de nuestra negligencia al creer que ciertas cantidades son tolerables. Rechazan enérgicamente la liberación de agua tratada al océano por parte del gobierno, basando su oposición en una cuestión ética y la responsabilidad hacia el futuro del planeta y las generaciones venideras. Consideran que la creación es buena y todo lo que Dios ha creado está interconectado y se necesita mutuamente.
Con información de Asia News