(Ecclesia/InfoCatólica) Desde la ciudad de Homs hasta el Meeting de Rimini, organizado por Comunión y Liberación: el viaje de la hermana trapense Marta Luisa Fagnani no ha sido fácil y durante su encuentro con los participantes del 'Meeting' ha pedido no olvidar a Siria, un país duramente golpeado por las sanciones, la guerra y que todavía siente los efectos del terremoto que golpeó la ciudad de Beirut.
«Es la población la que paga el precio de las sanciones, teniendo en cuenta que a estas alturas nueve de cada diez sirios viven en la pobreza. La Iglesia está presente y ayuda a todos, sin hacer distinción entre cristianos y musulmanes», ha afirmado la hermana Marta.
El país vive en estos momentos la peor crisis financiera de su historia, agravada por las consecuencias de más de 12 años de guerra, las sanciones occidentales y el colapso económico del vecino Líbano.
La hermana Fagnani, hablando a los asistentes del 'Meeting de Rimini', ha subrayado que «no debemos olvidar que Siria lleva muchos años en guerra, con todos los efectos de destrucción que conlleva. Luego vino el terremoto, en algunas zonas la epidemia de cólera. Son cosas que se añaden a situaciones ya deterioradas. La situación mundial no ayuda. Sin embargo, en realidad en todos estos años, gracias a la generosidad de los países extranjeros, las comunidades han sobrevivido. Pero debemos ir un paso más allá. La precaria situación mundial ha disminuido la atención de la comunidad internacional, ya no se habla de Siria. Y no olvidemos la explosión en el puerto de Beirut, en Líbano, ese acontecimiento agravó el aislamiento del país».
Sin embargo, la comunidad católica de Homs sigue viva y no para de ayudar a los más necesitados:
«Las relaciones entre cristianos y musulmanes son buenas, siempre han sido buenas […] estamos allí desde 2005, y desde ese año siempre hemos mantenido un diálogo sereno con el resto de la población musulmana. Siempre decimos que en Siria no tenemos grandes debates teológicos, convivimos. También es cierto que la guerra ha agravado las heridas. Hay niños que nacieron y crecieron con la guerra, que han visto atrocidades. Pero en realidad vivimos juntos, es posible».
Sin embargo, en Siria el fundamentalismo ha arraigado, pero esto se debe, concluye la hermana Fagnani, a que «ha sido apoyado desde el exterior, y se utiliza como instrumento. De hecho, Siria nunca ha sido un Estado fundamentalista y los sirios quieren vivir plenamente su nación».