(ACIPrensa/InfoCatólica) Siete días después de la misteriosa desaparición de cinco adolescentes en Lagos de Moreno, ubicado en el estado mexicano de Jalisco, la comunidad se unió en una masiva vigilia de oración en la parroquia local. El acto buscaba no solo honrar a los jóvenes desaparecidos, sino también manifestar de manera contundente la demanda de justicia frente a este perturbador episodio de violencia.
El 11 de agosto marcó el inicio de una pesadilla para los padres de un grupo de amigos, desde los 19 a los 22 años, cuando informaron que sus hijos no habían regresado a sus hogares tras asistir a la feria anual de la localidad.
En un giro impactante de los acontecimientos, imágenes y videos circulados en las redes sociales sugieren que los jóvenes podrían haber sido capturados por delincuentes, con informes que apuntan a que uno de ellos fue coaccionado para cometer un acto de violencia letal contra el resto de sus amigos.
Hasta ahora, la versión no ha sido confirmada por la Fiscalía del estado de Jalisco, que se encuentra en proceso de investigaciones para esclarecer el paradero de los jóvenes y determinar la veracidad de los acontecimientos reportados.
Este incidente ilustra la alarmante realidad que enfrenta el estado. Según los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, desde el 1 de enero de 1962 hasta el 19 de agosto de 2023, se han registrado un total de 110,952 personas desaparecidas en todo el país.
De este número, 14,890 casos corresponden a Jalisco, lo que coloca a este estado en el primer lugar a nivel nacional en esta preocupante estadística.
La nación se ha visto conmocionada por este caso, lo que llevó a la convocatoria de una marcha en silencio el viernes 19 de agosto. La manifestación recorrió las principales calles del municipio y culminó con una emotiva vigilia de oración en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
En el atrio de la iglesia, se dispusieron velas junto a las imágenes de los jóvenes desaparecidos y otras víctimas de la violencia que afecta al país. El Padre Hugo Osvaldo Vargas Graciano, líder de la ceremonia religiosa, expresó: «Cada una de estas luces manifiesta una intención, una familia, es una voz silenciosa que está diciendo: ‘no queremos que esto esté sucediendo’».