(LifeSiteNews/InfoCatólica) Dylan Mulvaney, el famoso gay que se disfraza de influencer femenina en las redes sociales y que hace poco hundió a Bud Light, anunció el lanzamiento de una gira de conferencias universitarias en las que hablará de «empoderamiento femenino». Cobrará 40.000 dólares como conferenciante.
Este no es el único caso en el que hombres que se identifican como mujeres alcanzan nuevas cotas para su género, y no sólo en los deportes, donde a menudo dominan por razones obvias. Una captura de pantalla de un artículo sobre Martine Rothblatt volvía a circular por Twitter esta semana, anunciando: «La consejera delegada mejor pagada de Estados Unidos nació hombre». Rothblatt se sometió a cirugías de cambio de sexo en 1994 -mucho antes de que se celebrara como un «derecho humano»- y siguió casado con su esposa, quien, según la ideología, se encontró abruptamente en un «matrimonio» del mismo sexo mucho antes de que fuera legal.
Es muy frecuente que se insista a la opinión pública que siga el juego, en lugar de confiar en el criterio propio, o simplemente en lo que los ojos pueden ver. Otros casos extremos son de estudiantes en Canadá que comienzan a identificarse como animales. Así lo podemos ver en el New York Post, medio informativo que publicó:
«Los días de perros acaban de empezar para este hombre. Un japonés se ha transformado en un can tras desembolsar más de 14.000 dólares por un disfraz de collie hecho a medida». El ciudadano, que en Internet sólo se hace llamar Toco, dice que la inusual prenda le ha ayudado a hacer realidad su sueño de «convertirse en un animal». En las imágenes compartidas en el canal de YouTube de Toco, donde cuenta con más de 32.000 suscriptores, se le ve vestido con el disfraz mientras retoza en el césped, rueda por el suelo y juega a buscarlo.
Otro caso destacado es el de la activista transexual y triple asesino Dana Rivers, que antes se hacía llamar David Chester Warfield, y ha sido internado en una prisión de mujeres y ahora ha sido acusado de «aprovecharse de las reclusas». Rivers, que se jacta abiertamente de recibir un «trato especial» debido a las políticas penitenciarias para transexuales de California, mató a tiros y puñaladas a la pareja de lesbianas Charlotte Reed y Patricia Wright, y luego disparó y mató a su hijo adoptivo de 19 años, Benny Diambu-Wright, en noviembre de 2016. El juez que sentenció a Rivers declaró que los asesinatos fueron «el crimen más depravado que he manejado en el sistema de justicia penal en 33 años». Sin embargo, la identidad transgénero de Rivers pesó más que todo eso.
Algunos de los titulares sobre este tipo de tragedias son impactantes. De Evie Magazine: «Chico de 18 años murió después de que los médicos intentaran crear una vagina con parte de su colon». Del artículo:
Un artículo médico de 2016 revela detalles sobre la muerte de un joven de 18 años por complicaciones derivadas de una operación de reafirmación de sexo, según informa The Post Millennial. Este artículo formaba parte de un estudio holandés clave que sentó las bases de las operaciones de cambio de sexo infantil. Al niño se le administraron bloqueadores de la pubertad a una edad temprana porque afirmaba que era realmente una niña. Estos medicamentos provocaron que no se desarrollara tejido peneano en su cuerpo, razón por la que los cirujanos le extirparon parte del colon para realizarle una vaginoplastia, cirugía que básicamente intenta crear una «neovagina» en pacientes masculinos.
El paciente era un adolescente «sano», pero a las 24 horas de la operación sufrió fascitis necrotizante, una rara infección bacteriana que puede propagarse rápidamente por el organismo y causar la muerte. Los médicos intentaron salvarlo administrándole antibióticos por vía intravenosa y «desbridamientos quirúrgicos repetidos» (que eliminan el tejido muerto o infectado), pero varios de sus órganos fallaron y murió. Las investigaciones posteriores demostraron que el paciente sufría una cepa mortal de E-Coli que probablemente procedía de sus propios intestinos.