(ACI África/InfoCatólica) Mons. Mark Maigida Nzukwein lamenta que la región, que se encuentra en la jurisdicción del estado de Taraba, no haya logrado mantener la paz a pesar de que la mayoría de sus residentes son cristianos.
«Estamos realmente cansados de ser el epicentro de los enfrentamientos comunales en el Estado y en el país, una situación que se ha negado a darnos un respiro para que la paz y el desarrollo prosperen en la zona en particular y en el Estado en general», dice el obispo Maigida.
Y añade:
«La paz y la tranquilidad han eludido el sur de Taraba durante bastante tiempo porque, por desgracia, los habitantes de esta zona se han negado a dar una oportunidad a la paz. O más bien no han comprendido el verdadero concepto, el valor y el fundamento de la paz».
Los informes de los medios de comunicación indican que la zona de Taraba meridional ha estado sumida en diversas crisis étnicas que siguen creando tensiones, costando vidas y provocando la destrucción de propiedades y la inestabilidad general en la mayor parte de la región.
«La unidad de la buena gente de Taraba meridional, a pesar de sus diferencias tribales, religiosas o políticas, no es negociable si se quiere lograr un progreso significativo como pueblo», afirmó el obispo, que ha estado al frente de la diócesis desde su ordenación episcopal en abril de este año.
El obispo Maigida instó a los residentes del Estado a utilizar sus valores y creencias cristianas para volver a sus cabales y «redescubrir la dignidad de su identidad cristiana, que es lo único que puede restablecer su equilibrio mental para que puedan razonar juntos y salir del atolladero en este momento crítico de su historia»:
«Necesitan reflexionar profundamente para comprender que sólo la verdadera lealtad a Cristo, el fundador del cristianismo -que es el Camino, la Verdad y la Vida- y el temor de Dios pueden generar una paz duradera en su interior y a su alrededor; porque Él es el Príncipe de la Paz».
Monseñor Maigida añadió:
«Porque con su sangre derramada en la Cruz y en su propia persona ya ha destruido la hostilidad que mantenía separados a los pueblos y los convertía en enemigos unos de otros».
En su mensaje, el obispo nigeriano también abogó por «conocer o tomar conciencia de los grandes potenciales del sur de Taraba; activar todas las estructuras de construcción de la paz dentro del Estado; conocer el concepto correcto de vecindad; y proporcionar un liderazgo previsor y resuelto como vías que pueden emplearse para abordar definitivamente la cuestión de la paz en el Estado».