(Agencias/InfoCatólica) Así, continuó el Santo Padre, “a partir de este icono evangélico, deseo meditar brevemente sobre el misterio de la Iglesia, y de esta manera rendir homenaje a la memoria del gran papa Pablo VI, que consagró a ella toda su vida. La Iglesia es un organismo espiritual concreto que prolonga en el espacio y en el tiempo la oblación del Hijo de Dios, un sacrificio aparentemente insignificante respecto a las dimensiones del mundo y de la historia, pero decisivo a los ojos de Dios”.
Y aludiendo a la Carta a los Hebreos en la que se narra que a Dios le bastó el sacrificio de Jesús, ofrecido “una sola vez”, para salvar al mundo entero Benedicto XVI ha subrayado que “la Iglesia, que incesantemente nace de la Eucaristía, es la continuación de este don, de esta sobreabundancia que se expresa en la pobreza, del todo que se ofrece en el fragmento. Es el Cuerpo de Cristo que se dona enteramente, Cuerpo partido y compartido, en constante adhesión a la voluntad de su Cabeza”.
“Es esta la Iglesia que el siervo de Dios Pablo VI amó con amor apasionado y ha procurado con todas sus fuerzas hacer comprender y amar. Releamos su Pensamiento en la muerte, allá donde, en la parte conclusiva, habla de la Iglesia. ‘Quisiera finalmente comprenderla toda, en su historia, en su designio divino, en su destino final, en su compleja, total y unitaria composición, en su humana e imperfecta consistencia, en sus desgracias y sufrimientos, en las debilidades y las miserias de tantos de sus hijos, en sus aspectos menos simpáticos, y en el esfuerzo perenne de fidelidad, de amor, de perfección y de caridad. Cuerpo Místico de Cristo’”.
En este punto, Benedicto XVI se ha preguntado, ¿Qué se puede añadir a palabras tan altas e intensas? Y ha proseguido: “Pablo VI dedicó todas sus energías al servicio de una Iglesia lo más conforme posible a su Señor Jesucristo, de modo que, encontrándola, el hombre contemporáneo pudiera encontrar a Jesús, porque de Él tiene necesidad absoluta. Este es el anhelo profundo del Concilio Vaticano II, al que corresponde la reflexión del papa Pablo VI sobre la Iglesia en su primera Encíclica, Ecclesiam suam.
La reflexión del Papa Montini sobre la Iglesia es más que nunca actual; y aún más es precioso el ejemplo de su amor por ella, inseparable del amor por Cristo ha precisado el Santo Padre dirigiéndose especialmente a los hermanos en el episcopado y en el sacerdocio: “¿Cómo no ver que la cuestión de la Iglesia, de su necesidad en el designio de salvación y de su relación con el mundo, sigue siendo hoy absolutamente central? ¿Qué los desarrollos de la secularización y de la globalización la han hecho aún más radical, frente al olvido de Dios por un lado, y frente a las religiones no cristianas por otro?”.
Dirigiéndose luego a los laicos, Benedicto XVI explicó que ellos “en esta tierra han demostrado extraordinaria vitalidad de fe y de obras, en los varios campos del apostolado asociado y del compromiso social. Recemos para que el fulgor de la belleza divina resplandezca en cada una de nuestras comunidades y que la Iglesia sea signo luminoso de esperanza para la humanidad del tercer milenio”.
Por la tarde el Pontífice se trasladó a Concesio donde visitó la casa natal del Papa Montini y se encontraró con algunos miembros de la familia. Finalizó su visita pastoral a la tierra natal de Giovanni Battista Montini visitando la parroquia de San Antonio donde fue bautizado el siervo de Dios Pablo VI, dando de esta manera por finalizado su décimo séptimo viaje pastoral que realiza en Italia.