(Crux/InfoCatólica) Hombres vestidos con uniformes militares asaltaron la intersección el 16 de julio y mataron a 10 civiles, tan solo dos días después de que cinco adolescentes fueran asesinados en el mismo vecindario de Bamenda por personas sospechosas de ser del ejército de Camerún.
«Los asesinos llegaron en dos vehículos. Estaban vestidos con uniformes militares. Asaltaron las casas de las personas y se llevaron a quienes buscaban», dijo un testigo que prefirió no ser identificado por razones de seguridad.
«Luego llevaron a las personas a la intersección y comenzaron a dispararles. Una pareja recién casada se encontraba entre los fallecidos. Un motociclista fue alcanzado por una bala perdida. Un vendedor de vino de palma también perdió la vida, también asesinado por una bala perdida», dijo el testigo, agregando que otras personas resultaron heridas y fueron llevadas rápidamente al hospital.
El arzobispo Andrew Nkea de Bamenda visitó el lugar el 17 de julio y encendió velas en memoria de las víctimas y dijo que los asesinatos «nos provocan muchas lágrimas en los ojos».
«Las personas estaban sentadas aquí inocentemente y fueron alcanzadas por balas. En una semana, hemos perdido alrededor de diecisiete vidas», afirmó.
«No es necesario. Creo que ya es hora de que todo esto pare. Dejen que las personas puedan volver a vivir sus vidas normales. Miren lo que sucedió en Ruanda. No lo queremos aquí. Queremos que nuestra gente pueda vivir sus vidas normales», dijo Nkea.
Se repite lo de Caín y Abel
Refiriéndose a la historia bíblica de Caín, que mató a su hermano Abel, Nkea dijo que el asesinato de hermano a hermano «ha continuado a lo largo de la historia de la humanidad».
«Rezamos por nuestros hermanos y hermanas de este barrio que han perdido la vida en estos días. Nos hace llorar mucho», dijo el prelado.
Mons. Nkea rezó para que Dios conceda a los fallecidos el «descanso eterno» y los lleve a su Reino Celestial.
«Por los que estamos aquí, concédenos la paz, para que seamos capaces de amarnos los unos a los otros», dijo.
«Te pedimos, Padre celestial, que bendigas este lugar que se está convirtiendo en un teatro de la muerte para nosotros en este barrio, que este lugar se convierta en un lugar de unidad y de luz, que la gente se reúna aquí para divertirse y reírse unos con otros, y no sólo se reúna aquí para ver la muerte. Te pedimos, Padre celestial, que derrames tu bendición sobre todas las personas que están aquí reunidas».
Separatistas responsables
El ejército y el gobierno de Camerún han acusado a los combatientes separatistas de llevar a cabo el ataque. Los separatistas de las regiones de habla inglesa de Camerún han estado luchando contra las fuerzas del gobierno desde 2016, con la intención de crear una nueva nación que se llamará «Ambazonia.»
En una declaración del 17 de julio, el portavoz del Ministerio de Defensa de Camerún, el capitán de navío Cyrille Atongfack Nguemo, dijo que el «cruel y bárbaro acto terrorista fue perpetrado... por un grupo de alrededor de una docena de secesionistas, vestidos engañosamente con equipo militar similar al del Ejército y portando rifles automáticos.»
Dijo que los atacantes «reunieron a unos cuantos ciudadanos inocentes antes de dispararles fuerte e indiscriminadamente, provocando la muerte de unos cuantos clientes cómodamente sentados alrededor de una mesa». Dijo que el gobierno ya ha abierto investigaciones para descubrir a los autores de «este despreciable ataque».
El líder separatista Capo Daniel admite que el ataque fue llevado a cabo por un grupo de combatientes separatistas, pero condenó el ataque, diciendo que violaba las leyes de la guerra.
«Condenamos este ataque, y pedimos al grupo que lo llevó a cabo que lo condene», declaró en una grabación de audio difundida por Internet.
El abogado de derechos humanos Felix Agbor Balla también ha condenado el ataque, señalando que «esta matanza generalizada y sistemática de civiles se está convirtiendo poco a poco en la nueva normalidad».
«Debemos condenar a los autores de este acto espantoso, inhumano y ruin en los términos más enérgicos. La vida humana es sacrosanta y los combatientes deben garantizar la protección de la población civil. Este tipo de asesinatos en un intento de aterrorizar a la población civil constituye un crimen contra la humanidad», declaró Balla.
Los líderes tradicionales de la región noroeste también se han sumado a la condena del «trágico incidente» y han planeado organizar «una marcha de solidaridad» el 20 de julio para «denunciar estos actos».
Por último, Mons. Nkea afirmó que ninguna razón es lo suficientemente buena para justificar un asesinato.
«Siempre he dicho que el amor es mejor que el odio, que la vida es mejor que la muerte. Siempre he dicho que vivir y amarse unos a otros es mejor que matarse unos a otros. No está bien quitar la vida a otras personas».