(InfoCatólica) En la provincia de Alborz, cerca de Teherán, entre el 13 y el 23 de junio, se registraron 191 casos de intoxicación que resultaron en 17 muertes, según informes oficiales. Además, se comunincaron otros casos en las provincias de Mazandaran, Hormozgan y Qazvin, lo que ha generado alarma en la sociedad.
La policía ha reaccionado realizando arrestos, pero niega que estos casos sean considerados como «intoxicaciones en serie», como ocurrió anteriormente con una ola de intoxicaciones entre estudiantes. El jefe de policía, Ahmad Reza Radan, ha declarado que los consumidores son los principales responsables de estas situaciones.
Este aumento en los casos de intoxicación ha reabierto el debate sobre la prohibición del alcohol en Irán, medida que se decretó después de la revolución islámica de 1979. A pesar de la prohibición, existe un mercado clandestino de bebidas alcohólicas producidas localmente, lo que facilita la adulteración de estos productos.
El año anterior, el periódico fundamentalista Farhikhtegan estimó el tamaño del mercado ilegal de bebidas alcohólicas en Irán, llegando a una cifra astronómica en riales que equivale a unos 2.240 millones de dólares.
Según el director de la Organización de Medicina Forense de Irán, Abbas Masjedi Arani, en el último año del calendario iraní, que finalizó el 20 de marzo, se registraron 644 muertes por intoxicación con alcohol, lo que representa un aumento del 30% en comparación con el año anterior.
En medio de este contexto, un tuit del exasesor del expresidente Mahmoud Ahmadinejad, Abdolreza Davari, ha generado controversia. Davari pidió al gobierno que legalice y supervise la venta de alcohol en el país, argumentando que esto ayudaría a eliminar el mercado negro y proporcionaría al gobierno una fuente de ingresos. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada rápidamente por los medios conservadores cercanos al actual presidente, Ebrahim Raisi.
Con información de Asia News