(ACI/InfoCatólica) El Acuerdo «discreto» entre el Vaticano y China ha vuelto a ser violado. Prorrogado en octubre de 2022, se ha intentado vender desde el principio como que el Papa nombraba, como no puede ser de otro modo, a los obispos en China. Ahora la situación es ya no es el Papa el que nombra obispos, es el Partido comunista y el Papa el que se pliega y confirma lo que haya decidido el gobierno.
Obispos encarcelados y fieles perseguidos, acuerdos incumplidos y supuestos beneficios bajo una continúa llamada a la «confidencialidad».
Este 15 de julio, la Santa Sede comunicó la decisión del Papa Francisco de confirmar a Mons. Joseph Shen Bin como Obispo de Shanghái en China. Mons. Shen Bin ya había asumido este cargo en abril por decisión del Consejo de Obispos Chinos, sin previa aprobación del Vaticano.
El pasado 4 de abril, Mons. Joseph Shen Bin, quien anteriormente había sido Obispo de Haimen desde 2010, fue designado como Obispo de Shanghái sin el permiso de la Santa Sede, en una decisión tomada por la conferencia episcopal del país, la cual está controlada por el régimen comunista.
El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, informó que fue informado del traslado del Obispo chino el 4 de abril a través de los medios de comunicación.
Esta decisión, sin la aprobación previa de la Santa Sede, violó el acuerdo entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos. Es importante mencionar que el nombramiento de Mons. Shen en Haimen sí había sido aprobado por el Vaticano.
La intención del Papa Francisco
El Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, explicó el 15 de julio la decisión del Santo Padre en una entrevista difundida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En primer lugar, el Cardenal recordó que en noviembre de 2022 ocurrió una situación similar con el nombramiento de Mons. John Peng Weizhao, quien fue designado como «obispo auxiliar de Jiangxi» sin el reconocimiento del Vaticano.
Según el Cardenal, «el Papa Francisco ha decidido corregir la irregularidad canónica que se produjo en Shanghái, en busca del mayor bien para la Diócesis y para el ejercicio fructífero del ministerio pastoral del Obispo».
El Acuerdo Provisional sobre el Nombramiento de Obispos en China fue establecido por ambas partes el 22 de septiembre de 2018, con una vigencia de dos años y posteriormente renovado en dos ocasiones, la primera en 2020 y la segunda en 2022.
«El texto es confidencial porque aún no ha sido aprobado definitivamente», explicó el Cardenal Parolin.
«En caso de que surjan situaciones que parezcan nuevas e imprevistas, se buscará resolverlas de buena fe y con previsión, volviendo a leer lo escrito e inspirándose en los principios que guiaron su redacción», enfatizó.
Además, aseguró que la Santa Sede «no está en contra de las reubicaciones de obispos en China» y aclaró que el problema surgiría si se produce una reubicación no consentida.
Según el Purpurado, «es fundamental que todos los nombramientos episcopales en China, incluyendo las reubicaciones, se realicen por consenso, de acuerdo a lo acordado, y manteniendo vivo el espíritu de diálogo entre las partes».
«Juntos», precisó, «debemos evitar situaciones discordantes que generen desacuerdos y malentendidos, incluso dentro de las comunidades católicas. La correcta aplicación del Acuerdo es uno de los medios para lograrlo, junto con un diálogo sincero".
El Cardenal Secretario de Estado afirmó que "es necesario que se establezca lo antes posible una Conferencia Episcopal con estatutos adecuados a su naturaleza eclesial y a su misión pastoral» en China.
Además, destacó que «los católicos chinos, incluso aquellos que son considerados “clandestinos”, merecen confianza, ya que sinceramente desean ser ciudadanos leales y ser respetados en su conciencia y fe».
Situación en China
Xi Jinping, presidente de la República Popular China desde 2013, asumió un tercer mandato en marzo de 2023 en una sesión parlamentaria de la Asamblea Popular Nacional, en la que fue elegido por unanimidad y no había otro candidato.
En 2018, la Asamblea Popular Nacional eliminó los límites de mandato para la presidencia, lo que permitió a Xi gobernar de por vida. Esto ocurrió seis meses antes de que la Santa Sede firmara su primer acuerdo con Beijing.
Bajo el liderazgo de Xi, el respeto por los derechos humanos y la libertad religiosa en China ha experimentado un deterioro.