(InfoCatólica) Los ciudadanos tienen dificultades para comprar alimentos, los hospitales libaneses se están quedando sin medicamentos y los profesores se están marchando en masa. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, alrededor de 2,26 millones de personas, incluyendo 1,46 millones de libaneses y unos 800.000 refugiados, se encuentran en una situación de «crisis» que requiere ayuda urgente.
A pesar de la crisis económica y social, los informes indican que Líbano sigue siendo uno de los países de Oriente Medio con mejores garantías de derechos y libertades. Sin embargo, el deterioro de las condiciones sociales y económicas está afectando especialmente a grupos religiosos como los cristianos, que se encuentran amenazados en la región. La situación en Líbano es preocupante, con una creciente demanda de pasaportes y una fuga de profesionales altamente cualificados. En 2021, al menos 77.000 libaneses abandonaron el país, la mayoría de ellos jóvenes entre 25 y 40 años.
Las razones de esta situación son múltiples y complejas. Se acusa a los dirigentes políticos y financieros libaneses de abusar de su posición y sumir a la población en la pobreza. Además, el grupo chií proiraní Hizbulá ejerce influencia en las políticas nacionales y externas en beneficio propio. El aumento de la delincuencia y la aparición de bandas mafiosas también contribuyen a la inestabilidad en el país.
La crisis en Líbano tiene consecuencias no solo para la estabilidad interna, sino también para la supervivencia de la comunidad cristiana y la diversidad religiosa en la región. Muchos jóvenes libaneses no ven perspectivas de futuro y desean marcharse. Esto lleva a la fuga de profesionales, incluyendo médicos, periodistas y abogados, que desempeñan un papel importante en la identidad del país.
En cuanto a la libertad religiosa en la región, aunque se han dado algunos avances positivos en comparación con años anteriores, todavía no hay ningún país de mayoría musulmana que garantice plenamente la libertad de religión. Las restricciones introducidas debido a la pandemia y la inestabilidad política limitan gravemente los derechos humanos en muchos países.
Además del marco jurídico, las condiciones socioeconómicas también influyen en la supervivencia de las minorías religiosas. En Líbano, la crisis económica y financiera ha afectado negativamente a los cristianos y tiene implicaciones más amplias en toda la región. Siria, que ya está devastada por la guerra, también ha sufrido los efectos de la inflación y el deterioro de las condiciones de vida. En Irak, aunque las perspectivas son algo mejores debido al aumento de los precios del petróleo, los cristianos continúan abandonando el país.
En resumen, la crisis en Líbano ha llevado a la pérdida de valor de la moneda, altos niveles de pobreza, escasez de alimentos y medicamentos, y una fuga de profesionales cualificados. Además, la situación económica y social ha afectado negativamente a la comunidad cristiana en Líbano y en toda la región de Oriente Medio. Aunque se han observado algunos avances en cuanto a la libertad religiosa, todavía hay limitaciones en muchos países de mayoría musulmana.
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada