(Juanjo Romero / Infocatólica) La Visita Apostólica a los Institutos de Religiosas en los Estados Unidos responde a las preocupaciones que católicos, tanto religiosos como laicos, sacerdotes y obispos de los Estados Unidos habían hecho llegar, durante varios años, al dicasterio, «por el bienestar de las religiosas y de la vida consagrada en general». Así lo indicó el cardenal Franc Rodé, el martes pasado en una declaración sobre la visita publicada en la Oficina de Información de la Santa Sede.
«La Visita espera fomentar las vocaciones y asegurar un futuro mejor para las religiosas», y se hace eco de las variadas y complejas cuestiones manifestadas en el Simposio sobre la Vida Religiosa celebrado en Stonehill en septiembre de 2008.
El cardenal espera que «la Visita Apostólica no sólo proporcionará a la Santa Sede un exhaustivo análisis de la situación de la vida religiosa en Estados Unidos, sino también una oportunidad realista y sobrenatural para la introspección personal y comunitaria, de las superioras y hermanas que cooperan con el estudio». El prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica no sólo alienta a rezar por los frutos inmediatos: «también es probable que tenga consecuencias en otras partes del mundo».
A estas alturas ya nadie duda de la importancia de la Visita, cuyo interés trasciende al ámbito católico o de la prensa especializada, y ha saltado a los medios de comunicación más importantes. El ejemplo más reciente lo constituye la serie de desabridos artículos de opinión del New York Times y la negativa del diario a publicar las explicaciones del arzobispo de Nueva York.
Dentro de este contexto hay que valorar la satisfacción del cardenal con «la voluntaria colaboración de más de tres cuartas partes de las Superioras Generales, que comunicaron sus esperanzas y preocupaciones directamente a la Madre María Clara Millea, ASCJ», y que contrasta con la llamativa oposición de un pequeño grupo de religiosas que proponían entorpecer y no colaborar. La llamada de la hermana Sandra Schneiders: «no podemos impedir que investiguen, pero podemos recibirlos, con cortesía y educación, como lo que son: huéspedes no invitados, a los que se recibe en la entrada y a los que no se les permite deambular por la casa», no ha tenido acogida más que en algunos medios, los habitualmente hostiles a la Iglesia Católica.
El 31 de julio terminó la primera fase, con la redacción y el envío del Instrumentum Laboris, «solicitando que se le proporcione a cada hermana para su consideración en la oración, para su estudio y debate con otras hermanas».
«El Center for Applied Research in the Apostolate, CARA, (Centro para la Investigación Aplicada al Apostolado) de la Universidad de Georgetown, está cooperando en la recopilación de información y preparará un informe analítico sobre los datos recogidos en la Parte A del cuestionario». Un cuestionario «que ofrecerá un perfil de la realidad actual de cada instituto y de sus perspectivas de futuro».
«Este informe se hará público y deberá proporcionar importante información sobre las posibles tendencias futuras de la vida religiosa en los Estados Unidos», y será la base y la referencia exclusiva, una vez que haya sido evaluado por la Visitadora, para «la formulación de conclusiones o planes de acción, si los hay».