(CNA/InfoCatólica) En declaraciones a EWTN Noticias, Martha Patricia Molina, investigadora y autora del informe «Nicaragua: ¿Una Iglesia Perseguida?», denunció que «obviamente se trata de una provocación más de la dictadura sandinista contra la Iglesia Católica nicaragüense».
«Sabemos que el obispo de Matagalpa, que es la cabeza de esta diócesis que ha sido gravemente afectada, está cautivo en una de las cárceles nicaragüenses, donde se practican métodos de tortura, tanto física como psicológica, por lo que la dictadura sigue persiguiendo y cometiendo atentados contra esta diócesis para debilitarla», continuó.
«Aparte de estas banderas que han colocado, han prohibido una procesión que se iba a realizar por el Divino Niño, a la que han asistido más de 20.000 fieles católicos», agregó el investigador.
Para Molina, el acto de colocar las banderas podría entenderse como una forma de «bajar la moral del clero que siempre está rezando por su obispo, que en este momento está secuestrado.»
«Desde marzo no sabemos nada de su salud física y también mental, porque nadie que esté preso va a estar bien», señaló.
El 25 de marzo, el régimen presentó a Álvarez ante los medios de comunicación almorzando con su hermano, Manuel, y la esposa de éste, Vilma, en un ambiente casi de club de campo en la cárcel Modelo, una «escenificación» de la dictadura, dijo el obispo auxiliar de Managua en el exilio, Silvio Báez, quien calificó el acto de «repugnante y cínico». Esa fue la última vez que se vio a Álvarez.
Molina también denunció que los fieles tampoco pueden rezar el rosario en público, sino sólo en las iglesias, y si lo hacen, no pueden mencionar el nombre de Álvarez. «Quien se atreva a hacerlo va inmediatamente a la cárcel», dijo.