(Asia news/InfoCatólica) El establecimiento está administrado religiosas dominicas que refieren a la diócesis local, y pese al contexto de profunda crisis económica y falta de recursos trata de responder de la mejor manera posible a la misión educativa, recibiendo incluso a alumnas musulmanas.
Es una tarea de importancia primaria en un país donde la educación -especialmente de las mujeres- es fundamental y las escuelas suelen ser objeto de acciones violentas, como lo demuestra la noticia de los últimos días sobre dos pequeñas alumnas, una de ellas de tan solo 8 años, que fueron asesinadas en el valle del Swat.
El instituto está dirigido desde hace seis años por la hermana Esther Arseen, quien cuenta a AsiaNews cómo funciona la escuela y las niñas que asisten a ella. Desde que llegó la religiosa, el número de estudiantes aumentó de 130 a 170, de las cuales 15 son musulmanas y las demás pertenecen a familias cristianas pobres de la zona, algunas de ellas huérfanas. De primero a quinto grado la cuota individual es de 500 rupias (1,6 euros) al mes, de sexto a décimo grado aumenta a 600/750 (de 2 a 2,4 euros), mientras que para las más pobres es de sólo 0,3 euros al mes. Cuenta con 20 docentes y empleados del departamento administrativo.
En un momento de crecientes dificultades económicas, sigue diciendo la hermana Esther, la escuela «no puede garantizar mobiliario nuevo para alumnas y docentes» y «el salario de los estas es realmente bajo». La diócesis apoya «todo lo que puede» considerando que debe ayudar también a otros establecimientos y no siempre es posible satisfacer todas las necesidades «con los recursos limitados» de que dispone. La estructura consta de 12 aulas, tres salas que se utilizan como oficinas, un laboratorio y un espacio de juegos. Una de las necesidades más urgentes es arreglar algunos techos y reemplazar pupitres y sillas en las aulas que están viejos y deteriorados.
A pesar del bajo salario (la mayoría gana poco más de 16 euros al mes), el cuerpo de profesores trabaja con ilusión, dedicación y profesionalidad, afirma la religiosa, para «garantizar un futuro mejor a estas pobres niñas». «Proporcionamos una educación y un ambiente de calidad - continúa la Hermana Esther - que beneficia a las alumnas. Seguimos el programa establecido por el gobierno y el ambiente de la escuela es laico, confirmado por el hecho de que hay estudiantes musulmanas. Esta es también la belleza de las escuelas misioneras [católicas], donde todos los alumnos son tratados por igual sin ningún tipo de discriminación».
La calidad del trabajo lo confirman los números: más del 90% de las alumnas aprueban el examen final estatal que se rinde el 10º año. La religiosa subraya que le gustaría poder recibir más niñas, especialmente las más pobres que no pueden pagar ni siquiera la cuota mínima. Pero por el momento la institución no cuenta con suficientes recursos y cobertura, y por eso hace un llamado a posibles donantes: «Apoyen nuestra escuela -concluye- para que podamos recibir cada vez más niñas pobres y darles un futuro mejor».
La población del centro escolar también se conoce como «aldea de los mártires». Allí nació Shahbaz Bhatti, ministro paquistaní asesinado por fundamentalistas en 2011.