(AyO/InfoCatólica) Cecchin comienza la entrevista explicando que se pasó de una situación en el siglo XIX en la que la Iglesia prácticamente negaba lo sobrenatural a lo contrario:
«América Latina es un ejemplo rampante de proliferación de santeros, curanderos, gurús… gente que quiere sacar tajada de la credulidad del pueblo y de su dolor. Luego está el peligro de la infiltración de las mafias, que saben que los santuarios son una fuente de dinero. Por eso, son los propios obispos los que nos han pedido explícitamente una mariología sana y sólida».
Presume de autoridad
El fraile franciscano advierte que «la Pontificia Academia Mariana Internacional (PAMI) es un organismo que depende directamente de la Curia romana. Somos los únicos competentes en el tema de la figura de María en todo el mundo. Nuestros estudiosos están acreditados por la Santa Sede. Es decir, se nos reconoce como expertos en esta disciplina y, por tanto, con derecho a intervenir», aunque reconoce que «son los obispos los que hacen el juicio final y tienen la última palabra».
El religioso explica que «las apariciones se examinan con lupa de forma interdisciplinar bajo una perspectiva científica. La comisión está formada por médicos, abogados, psicólogos… Hay que analizar, por ejemplo, la moralidad de los videntes, su estado físico y psíquico o si hay condicionamientos o intereses externos».
Asegura que Dios no castiga
Y uno de los criterios que esta Pontificia Academia usa para determinar si una aparición es falsa o no, dice:
«... hay señales de alerta. ¿Quiere una madre castigar a sus hijos enviándoles enfermedades, la muerte…? De ninguna manera. Así que las apariciones que hablan de castigos de Dios son absolutamente falsas».
Apariciones «falsas» por doquier
Se da la circunstancia de que la 3ª aparición en Fátima, que tuvo lugar el 13 julio 1917, la Virgen dijo:
«Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre».
En Akita (Japón), la Virgen dijo:
«Para que el mundo conozca su ira, el Padre Celestial está preparando para infligir un gran castigo sobre toda la humanidad. Con mi Hijo yo he intervenido tantas veces para apaciguar la cólera del Padre...»
En La Salette la Virgen le dijo a los jovencitos que la mano de su Hijo era fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir:
«La gente no observa el Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más que hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada.»
Algunos fieles pueden llegar a preguntarse si, gracias al nuevo criterio, se va a declarar como falsas todas esas apariciones, entre otras, que la Iglesia ha aprobado formalmente
El Papa no aprueba ni aprobará
Por otra parte, cuenta que nunca ha habido ni habrá una aprobación del Papa de una aparición, debido a que son revelaciones privadas:
«Hay que dejar claro que las apariciones son revelaciones privadas. No añaden ni quitan nada a las revelaciones públicas, por lo que no es necesaria la aprobación del Papa. Nunca la habrá, nunca la ha habido. Si el Pontífice va a un lugar donde ha habido apariciones ya aprobadas, es siempre con un significado pastoral».