(Diocesis Guadix/InfoCatólica) Mons. Orozco agradeció, desde el comienzo, a Ayuda la Iglesia Necesitada que haya hecho posible conocer el testimonio del arzobispo de Homs. Y al propio arzobispo, su presencia en la diócesis de Guadix, testimonio de una Iglesia que sufre y por la que tantas veces se ha rezado en la catedral, durante todos estos años de guerra. Mos. Orozco recordó que «cuando una Iglesia sufre y sangra, allí tiene que estar toda la Iglesia».
En la homilía, el arzobispo de Homs comenzó recordando la figura de San Jorge, cuya festividad se celebraba ese domingo 23 de abril. San Jorge, que también fue martirizado, ofreció un testimonio de valentía, de oración y de entrega. El mismo testimonio, vino a decir, que ofrecen muchos cristianos en Siria y que sufren, a veces también el martirio, por fidelidad a su fe.
«Yo vengo de Siria, después de 12 años de guerra y del terremoto que nos sucedió meses atrás», dijo Mons. Jean Abdo Arbach es arzobispo de la archidiócesis greco-católica melquita de Homs, Hama y Yabroud (Siria) desde 2012.
Él mismo relató cómo sufrió la persecución durante la guerra. Los musulmanes, comentó, exigían tres condiciones para seguir vivo: la primera, pagar para poder seguir viviendo en su casa; la segunda, convertirse al islam; y la tercera, si no se convertía, lo mataban:
«Yo vi con mis ojos cuántos jóvenes y a cuántas personas cristianas las mataron por la fe, no querían negar su fe. Me pasó a mí también: yo vi a cuántos jóvenes los secuestraron para pedir rescate la tortura que tenían… pero seguíamos adelante y no teníamos miedo, porque Dios estaba con nosotros»
También habló de las dificultades que viven: «Hoy en Medio Oriente y sobre todo en Siria, los cristianos tenemos muchas dificultades: la pobreza ha llegado a 80% en las familias cristianas» …. «La otra dificultad que tenemos es el embargo». Y comentó cómo ese embargo provoca dificultades en la medicina, en el trabajo. Hay muchas familias de mayores, cuyos hijos tuvieron que salir del país para buscar trabajo y viven en la pobreza, y no tienen nada que comer. También habló del terremoto que han sufrido y que ha dejado 60.000 muertos y muchas casas destruidas: «mucha gente vive y duerme en su auto por el miedo a que haya otro terremoto más».
Terminó pidiendo una oración por su pueblo: «Yo pido vuestras oraciones, la oración hace milagros». «Ahora -continuó- después de esta guerra empezamos, gracias a Dios, a volver a vivir y renacer de nuevo con Cristo».