(Asia News/InfoCatólica) La gran vulnerabilidad que experimenta hoy la humanidad y el mundo pide a los cristianos y a los budistas «nuevas formas de solidaridad plasmadas en nuestras respectivas tradiciones religiosas, a las que miramos para encontrar 'respuestas a los enigmas no resueltos de la condición humana que conmueven profundamente el corazón de los hombres’ (cf. Nostra Aetate 1)». Así escribe el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso en el mensaje enviado al mundo budista con ocasión del Vesak, la fiesta que celebra el nacimiento, la iluminación y la muerte de Buda y que este año cae el 5 de mayo.
El texto -firmado por el prefecto del dicasterio, Card. Ángel Ayuso Guixot, y el secretario, Mons. Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage- se titula «Sanar las heridas de la humanidad y de la Tierra con Karuna y Ágape»:
«La mayor capacidad de comunicación del mundo globalizado de hoy nos ha hecho conscientes de que los problemas a los que nos enfrentamos no son aislados, sino el resultado de tensiones y males que afectan a toda la humanidad. Son muchas las heridas que afligen al mundo: la pobreza, la discriminación y la violencia; la indiferencia hacia los pobres; la esclavitud derivada de modelos de desarrollo que no respetan a la persona humana ni a la naturaleza; el odio motivado y alimentado por extremismos religiosos y nacionalistas; y, sobre todo, una actitud de desesperación ante la vida que se expresa a través de diversos tipos de ansiedad y dependencia. Todas estas realidades ponen dolorosamente al descubierto nuestra vulnerabilidad común».
Pero es precisamente esta experiencia la que hace un llamado al potencial de las tradiciones religiosas para ofrecer «remedios que puedan curar nuestras graves heridas y las de nuestras familias, nuestras naciones y nuestro planeta». «Queridos amigos budistas», escriben los responsables del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, «ustedes ofrecen la sanación encarnando la karuna -la compasión hacia todos los seres que enseñaba Buda, o actuando desinteresadamente como hizo el Bodhisattva, que renunció a entrar en el Nirvana y permaneció en el mundo para trabajar por aliviar el sufrimiento de todos los seres hasta su liberación». Al respecto, el mensaje cita una frase de Buda tomada del Abhidhamma Pitakaya Vibhanga, que dice que la persona enteramente informada por la karuna realiza esta acción de aliviar el sufrimiento «en una dirección y también en una segunda dirección, en una tercera dirección, en una cuarta dirección». «Quienes habitan con la mente acompañada de la compasión», comenta el mensaje, «ofrecen un antídoto contra las crisis globales que hemos mencionado, ofreciendo una compasión completa en respuesta a males generalizados e interconectados».
«Del mismo modo», prosiguen el card. Ayuso Guixot y mons. Indunil Kodithuwakku- para los cristianos no hay remedio más eficaz que la práctica del ágape (amor desinteresado), el gran legado que Jesús dejó a sus seguidores. Jesús ofrece a sus discípulos el don del amor divino - el ágape - y les enseña a amarse los unos a los otros». Para ello, el mensaje cuenta a los fieles budistas el núcleo de la parábola del Buen Samaritano.
«Esforcémonos por vivir con más amor y compasión», concluyen los responsables del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, «y trabajemos juntos para construir un mundo más justo, pacífico y unido. Que puedan 'irradiar amor sin límites a todo el mundo -por encima, por debajo y a través- sin obstáculos, sin mala voluntad, sin enemistad' (Karaniya Metta Sutta, Sn. 1.8). Y que disfruten, queridos hermanos y hermanas budistas, de abundantes bendiciones y de la alegría de contribuir a la curación de las heridas de la sociedad y de la Tierra, nuestra casa común».