(ACIPrensa/InfoCatólica) Recientemente, el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, instó a la reflexión acerca de cómo todo lo que ocurre en la vida está contemplado en el plan divino, incluso la muerte del Mesías y el sufrimiento asociado a ella.
Esto lo hizo mediante su carta semanal, en la que explicó que en la Eucaristía «Jesucristo sale a nuestro encuentro para explicarnos el sentido de la vida», y que a través de su presencia eucarística «fresca, joven, nueva» tenemos el mejor camino para «entrar en contacto con el Resucitado».
De esta forma ocurrió con los discípulos de Emaús, quienes «a cuestas con el macuto [mochila pesada] de la decepción, no tendrían todavía otro plan de vida» tras el supuesto fracaso de la crucifixión.
No obstante, Jesucristo, «con talante de buen pedagogo se pone a la escucha» porque Él «sabe lo que nos pasa, pero prefiere que se lo contemos, que le demos nuestra versión».
El monseñor Fernández considera que «el punto clave» de dicho diálogo «consiste en descubrir que en todo lo acontecido hay un plan de Dios en favor del hombre» que pasa «por el sufrimiento y la muerte del Mesías».
El prelado cordobés sostiene que la parte más difícil de comprender radica en el hecho de que Dios haya tomado sobre sí mismo el dolor de la humanidad, dotándolo de un significado renovado y convirtiéndolo en el elemento central de la redención del mundo.
Y, a la vez, «nuestro sufrimiento y nuestra muerte, vividos con amor, tienen también un valor redentor unido al suyo».
El obispo sugiere que, tal vez, los seguidores de Emaús no pudieron captar la plenitud de las enseñanzas del Señor, pero cuando compartió la cena con ellos, «les sorprendió con la fracción del pan».
Al realizar los mismos gestos y pronunciar las mismas palabras de la Última Cena, "les dejó su presencia preciosa en la Eucaristía" y, al comprender que se trataba del Señor resucitado, los discípulos volvieron corriendo.
En última instancia, el prelado desea que «la presencia de Jesús en la Eucaristía afiance nuestra fe y nuestra esperanza en el Resucitado».