(GaudiumPress/InfoCatólica) Una vez más, el dictador Daniel Ortega habló respecto a los obispos nicaragüenses, refiriéndose a ellos como «demonios» que se mantienen «dando golpes de Estado, tranquilamente con su firma ahí, con sus nombres completos. No hubo un solo obispo que no firmara, todos firmaron, hasta los que lucían más moderados». Dichas afirmaciones las dijo el 19 de abril, durante su declaración dada el «Día de la Paz».
Realmente, pocos entienden lo que intenta decir Ortega con estas frases, hasta los informativos católicos luchan por comprender e interpretar lo que quiso decir. Es por esto que cada vez más, sus palabras se consideran como «desconexas» y desconectadas de la realidad.
Walter Sánchez, colaborador de ACI Prensa, comentó que «el dictador podría haber aludido a la carta de 16 páginas que los obispos de Nicaragua le enviaron en 2014, en la que le pedían sostener un ‘diálogo nacional’, así como trabajar para un proceso electoral transparente. Los prelados también le recordaron a Ortega que ‘los años pasan y nadie es eterno’, lo que el dictador consideró como un ‘ultimátum’».
El líder del régimen nicaragüense, también dijo: «Hay corrientes que son totalmente tan… con el alma llena de veneno –dijo pues Ortega. Tienen al demonio en el corazón, son el demonio caminando, y para colmo el demonio con la cruz, imagínense, en el pecho. ¡Qué sacrilegio!».
Este calificativo no es inusual dentro de su vocabulario pues ya la había utilizado en septiembre del 2021, cuando llamó a los prelados que laboran en el país como «demonios con sotana».
Al mismo tiempo, el resto de países de Latinoamérica va conociendo y concienciándose cada vez más respecto a la fuerte persecución contra la fe cristiana que se vive en Nicaragua, país que ya podría considerarse una cárcel religiosa.
ACI Prensa también informa respecto a las palabras que compartió el monseñor David J. Malloy, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional del episcopado americano, quien manifestó sus sentimientos sobre la situación el viernes 14 de abril en nombre de todos los obispos estadounidenses:
«Mientras continuamos celebrando el gozo de la resurrección de Cristo durante este tiempo pascual, reafirmo nuestra inquebrantable solidaridad con los obispos, sacerdotes, fieles y todos los hombres y mujeres de buena voluntad de Nicaragua, que están sufriendo un recrudecimiento de las acciones de persecución religiosa del Gobierno de Nicaragua», dijo.
El monseñor Malloy hizo recordar también al padre Donaciano Alarcón, a quien no hace mucho el gobierno expulsó del país hace poco «por pedir la liberación de Mons. Rolando Alvarez, quien languidece en prisión luego de haber sido injustamente sentenciado a 26 años de prisión y despojado de su ciudadanía en febrero».
No obstante, a pesar de todas estas dificultades, la asistencia de los fieles a las celebraciones de Pascua en Nicaragua fue increíble, pues alcanzaron «números récord», según informa el Obispo de Rockford.
El obispo también convocó al gobierno estadounidense y a toda la comunidad internacional a mantener su lucha por la liberación del monseñor Álvarez, «y por la restauración de la paz y el estado de derecho» en el país.