(Agencias/Infocatólica) En el discurso de apertura de la Plenaria de los obispos españoles, el cardenal Omella señaló estra mañana que «observamos que el modelo educativo vigente no asegura adecuadamente la libertad de las familias y la neutralidad del Estado» garantizadas por nuestra Constitución. Además, «nuestro sistema de enseñanza concertada» está «siempre en riesgo de ser recortado o de sufrir arbitrariedades por parte de los poderes públicos».
«¿No podría ser el cheque escolar la verdadera neutralidad y libertad que pedimos a la Administración competente?», ha interpelado. El Estado «no puede olvidar su deber de respetar el principio de subsidiariedad y evitar identificarse con un determinado modelo educativo, adscripción ideológica, o titularidad de la escuela. De otro modo nuestro Estado estaría pasando a ser un estado confesional laicista, discriminando a los ciudadanos y ciudadanas cristianos o de otras religiones».
En declaraciones a EFE, el secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta, ha explicado que se ha puesto en contacto con la Conferencia Episcopal, y esta le ha asegurado que «no es una propuesta», sino una «opción más que ponen sobre la mesa» para su debate.
Huerta se ha opuesto a este sistema de financiación, que se aplica por ejemplo en EE. UU., Italia o Australia y ha dicho que no se garantiza la gratuidad, pues «en lugar de mejorar el sistema, castigaría a las familias que no pudieran pagar lo que excedería de esa parte gratuita del cheque e impediría su acceso al modelo educativo que quieren para sus hijos».
El cheque, «al ser consustancial a la fijación libre de los precios y teniendo en cuenta que los fondos públicos son limitados, solo permitiría que fuera gratuito el centro cuyos precios coincidieran con el importe del cheque y eso provocaría la separación de los alumnos, por ejemplo, según la capacidad económica de las familias, de alumnos de zonas de poca población o con necesidades especiales, con lo que se eliminarían los valores de equidad y cohesión».
¿Negocio o servicio?
Lo cierto es que ese argumento, tal como ha sido expresado por EC, parece dar la impresión de que a las escuelas católicas les interesa más ganar dinero que prestar un servicio a los fieles y la sociedad. También implicaría que dichas escuelas están dispuestas a incrementar la facturación a los padres para recibir más dinero del que actualmente reciben a través del concierto económico.
En el modelo del «cheque escolar», conceptualmente, la diferencia es que el dinero del cheque lo gestionarían directamente los padres que podrían elegir los centros escolares. Con sus pros y contras en su implementación, es un modelo que se está estudiando en otros países, y que en cualquier caso huye de simplismos demagógicos y ofensivos como decir que la enseñanza es «gratuita». No lo es ni en los centros públicos, ya sea de gestión pública o de promoción social, ni en los privados, puesto que los padres pagan la escolaridad de sus hijos a través de sus ingentes y sacrificados impuestos.
Precisamente eso, más dinero público, es lo que reclama el secretario de la patronal de la escuela católica en España: «Nosotros proponemos mejorar los conciertos» entre los centros y las respectivas administraciones educativas, ya que pese a «todas las deficiencias (de los convenios) ayudan a garantizar la gratuidad que marca la Constitución y la integración de todos los sectores en la educación».
Ha abundado en que hay que atender a todos los alumnos, «no solo a quienes pueden pagar desde donde se quede el cheque hasta el precio que marca el centro; hablo del modelo de cheque escolar que hay en otros países. Aquí cuando la gente habla de cheque no dice si quiere mejorar ese modelo e intuyo que quieren imponer el que funciona en otros lugares, que contribuye a aumentar la desigualdad».
Lo cierto es que en los países donde está en funcionamiento el cheque escolar, no hay tal desigualdad y sí una mayor posibilidad de que los padres elijan a qué centro educativo llevan a sus hijos.
Se desconoce si todos los asociados a la patronal de Escuelas Católicas opinan lo mismo que D. Pedro Huertas.