(Agencias/InfoCatólica) A lo largo de la historia, diferentes papas han ratificado temporalmente la indulgencia plenaria o parcial, hasta que el Papa Pío IX otorgó la perpetuidad de la indulgencia plenaria a la Cofradía de la Cruz del monasterio, el 4 de septiembre de 1872.
Todas estas gracias y privilegios fueron confirmados por el Papa Pablo VI el 25 de septiembre de 1967, quien concedió la indulgencia plenaria para todo el Año Jubilar Lebaniego. Durante este año, la Puerta Santa del cenobio, la Puerta del Perdón, se abre y con ella llegan 365 días de indulgencia plenaria, perdón y renovación.
Eran más de las 12:10 del mediodía cuando las campanas del monasterio empezaron a sonar, al igual que las de la Catedral y otros templos de la Diócesis, señalando el inicio de la procesión de las autoridades y los miembros de la Cofradía de la Santísima Cruz hacia la Puerta del Perdón.
Este evento tuvo lugar en medio de un respetuoso silencio por parte de los fieles que se habían congregado en la entrada del templo. El obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, presidió el evento y dirigió un saludo a los presentes desde la Puerta del Perdón.
Después, el obispo realizó el simbólico ritual de golpear la Puerta tres veces con un martillo antes de abrirla, marcando el inicio del nuevo Año Jubilar Lebaniego.
A continuación, arrodillado junto a la entrada del templo, el obispo permitió el ingreso de autoridades religiosas, civiles y militares al templo para dar comienzo a la Misa del Peregrino, presidida por la reliquia del Lignum Crucis.
Una vez que los fieles ingresaron al templo, el obispo encendió el turíbulo y quemó incienso sobre la Santa Reliquia y el altar.
Justo entonces comenzó la ceremonia, a la que asistieron varias autoridades eclesiásticas, incluyendo al arzobispo de Oviedo, Monseñor Jesús Sanz; autoridades militares y civiles, como el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, y varios miembros del Gobierno, así como representantes de otras instituciones cántabras y alcaldes.
Durante la homilía Mons. Sánchez Monge ha recordado como en el Evangelio de este domingo recordamos «dos manifestaciones del Resucitado». En la primera, Jesús «se presenta ante la comunidad reunida en el Cenáculo y les regala los dones de Pascua, la paz y la alegría». Posteriormente, «les regala el poder de perdonar los pecados y luego les envía a la misión», ha recordado el obispo. En la segunda manifestación, Jesús ayuda a Tomás, incrédulo, «y le permite comprobar en su cuerpo las llagas gloriosas».
El obispo de la diócesis cántabra ha subrayado como el Año Santo Lebaniego «es un acontecimiento de gracia que tiene primordialmente una finalidad religiosa […] este Año Santo vamos a considerar la belleza y los compromisos que conlleva haber sido marcados por la cruz del Señor».