(Agencias/InfoCatólica) El sínodo de los obispos de 2008, sobre la “Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”, ha recordado el Papa, “ha puesto de manifiesto una vez más la necesidad espiritual de las Sagradas Escrituras”. De ahí la importancia de la teología monástica, “una ininterrumpida exégesis bíblica”, que sobrentiende que la lectura puramente teórica, no basta para entrar en las Sagradas Escrituras. “Se debe leer la Biblia con el espíritu con la que ha sido creada”.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua, presentes en la plaza de san Pedro, que han participado en la audiencia:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy deseo detenerme en una serie de hechos que, durante el siglo doce, provocaron un contexto favorable para el renacimiento de la teología latina. En este tiempo, en Europa reinaba la paz y el desarrollo económico y social. En la Iglesia, la “reforma gregoriana” iba produciendo notables logros, como la radicalidad evangélica de las comunidades y del clero o la expansión de la vida consagrada. Este resurgir puso las bases para que, en el siglo trece, despuntaran figuras como Santo Tomás o San Buenaventura.
En este contexto, los monasterios fueron un ámbito de gran actividad teológica. En ellos, los monjes, dotados de una vasta cultura y de un gran fervor evangélico, trataban de suscitar el deseo de Dios, mediante la contemplación de los misterios sagrados en la Escritura. Precisamente, este acercamiento espiritual al texto bíblico -la lectio divina- fue uno de los temas centrales del Sínodo de los Obispos del año dos mil ocho.
Otro ámbito de este florecimiento teológico fueron las escuelas que aparecen junto a las catedrales. Estos centros, dedicados a la instrucción del clero, buscaban presentar la armonía y la unidad de la Revelación cristiana, mediante el llamado “método escolástico”, donde predomina la confianza en la razón para la comprensión de las verdades de fe.
Saludo a los fieles de lengua española, procedentes de España y Latinoamérica. En particular, a los miembros de la Cofradía de la Vera Cruz, de Caravaca; a los fieles de la Parroquia Los Santos, de Torreón Coahuila; al grupo del Colegio Salesiano de San Juan y a los peregrinos provenientes de Bolivia. A todos os invito a acrecentar el deseo y la búsqueda de una íntima unión con Dios, que anime y sostenga vuestra fe y vuestra vida como creyentes. Muchas gracias.
Antes de finalizar, como siempre, el Santo Padre se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Hoy la liturgia recuerda a los santos apóstoles Simón y Judas Tadeo. Que su testimonio evangélico os sostenga a vosotros, queridos jóvenes, en el compromiso cotidiano de fidelidad a Cristo; que os anime a vosotros, queridos enfermos, a seguir siempre a Jesús en el camino de la prueba y del sufrimiento; que os ayude a vosotros, queridos reciñen casados, a hacer de vuestra familia un lugar de encuentro constante con el amor de Dios y de los hermanos.