(Vatican.news/InfoCatólica) Continuando con su reflexión sobre san Pablo como ejemplo en la evangelización, el Pontífice recordó que el apóstol no ignoraba «el peligro de un celo distorsionado, orientado en la dirección equivocada; en este peligro había caído él mismo antes de la providencial caída en el camino de Damasco». Citando un versículo de la carta a los Gálatas (Gal 4,17), Francisco invitó a «tener cuidado con un celo mal orientado, empeñado en observar normas puramente humanas y obsoletas para la comunidad cristiana. Se puede presumir de un falso celo evangélico cuando en realidad se está detrás de la vanagloria o se persiguen las propias convicciones».
«El celo evangélico -continuó el Papa- es el apoyo en el que se basa el anuncio, y los anunciadores son algo así como los pies del cuerpo de Cristo que es la Iglesia. No hay anuncio sin movimiento, sin ‘salir’, sin iniciativa. El Evangelio se anuncia moviéndose, caminando, yendo».
Pablo dice que el celo es como del «calzado» del discípulo, porque «el que sale a anunciar debe moverse, debe caminar». Y recordando la analogía con la armadura en la batalla, también se convierte en «la base sobre la que se apoya el anuncio», incluso en el terreno más escabroso. «El que anuncia -comentó el Papa- sabe que el Señor pasa de modo sorprendente; por tanto, debe estar libre de esquemas y predispuesto a una acción inesperada y nueva. Quien anuncia el Evangelio no puede fosilizarse en jaulas de plausibilidad o en el 'siempre se ha hecho así'». Está dispuesto a «no perder ocasión de promulgar el anuncio del Evangelio de la paz, esa paz que Cristo sabe dar más y mejor de como la da el mundo».
Pacem in Terris
Al saludar a los grupos de peregrinos presentes, el Pontífice recordó que en estos días se cumplen 60 años de la promulgación de la encíclica «Pacem in Terris» de Juan XXIII. «En medio de la tensión entre los dos bloques enfrentados en la llamada Guerra Fría, el Papa abrió ante todos un amplio horizonte en el que hablar de paz y construir la paz, proyecto de Dios para el mundo y la familia humana», dijo Francisco. Luego, invitando a todos los fieles a releer este texto tan actual, citó el punto 114, en el que el Papa Juan escribe: «las relaciones internacionales, como las relaciones individuales, han de regirse no por la fuerza de las armas, sino por las normas de la recta razón, es decir, las normas de la verdad, de la justicia y de una activa solidaridad». «Rezo para que los responsables de las naciones se dejen inspirar por esto en sus proyectos y decisiones», añadió Francisco, quien también hoy exhortó a rezar «por la atormentada Ucrania».
Por último -con la mirada puesta en el Domingo de la Divina Misericordia, que se celebrará el próximo domingo- invitó a pensar «en la misericordia de Dios, que siempre nos acoge y nos acompaña».