(InfoCatólica) «Participando en la Marcha, demos las gracias al gran polaco, Juan Pablo II, por el legado de amor y fe que dejó a las generaciones futuras»., escribieron los organizadores de la Marcha Papal en Bialystok, al este del país. A su vez, se organizaron manifestaciones conjuntas conocidas como Marchas Papales Nacionales en Varsovia, Szczecin y Cracovia, ciudad a la que el futuro Papa, primero como estudiante, luego como sacerdote y obispo, estuvo vinculado durante varias décadas de su vida.
Małgorzata Żaryn, iniciadora de la manifestación en Varsovia, subrayó que la Marcha Papal pretende ser una expresión de unidad y no un elemento de polarización. «Se trata de devolver la persona y la enseñanza del Papa polaco a nuestra comunidad y de devolvernos nuestra comunidad a través de su persona» - señaló.
«Con todas nuestras fuerzas, queremos demostrar que el Papa polaco es una figura importante para muchos de nosotros y le estamos agradecidos por lo mucho que ha hecho por la Iglesia de Cracovia y por la Iglesia universal, por Polonia y por el mundo, pero también por cada uno de nosotros»., dice la página web de la archidiócesis de Cracovia. La marcha se describió como «blanca».
«La figura de Juan Pablo II me es cercana. Sus enseñanzas, su carisma, su poder de influencia. Todo esto hizo que no tuviera que pensar más profundamente, fue algo que hice de corazón en defensa de una autoridad moral». - dijo el actor Marcin Kwaśny sobre su participación en la marcha.
Los participantes en las manifestaciones de todo el país portaban cruces, banderas nacionales y papales, y había numerosos retratos de San Juan Pablo II. Al final de muchas marchas se celebraron misas.
Además, en muchas ciudades se celebraron encuentros nocturnos de oración en honor del Papa, fallecido a las 21.37 horas del 2 de abril de 2005. En Wadowice, ciudad natal de Juan Pablo II, está previsto un acto especial. El espectáculo artístico «Nadie puede sustituirte» recordará las obras y las homilías de San Juan Pablo II y los acontecimientos más importantes de su vida.
«El Santo Padre Juan Pablo II solía decir que cada uno tiene su Westerplatte, es decir, el último puesto de avanzada, la última línea de defensa de la que uno no puede retirarse. Tengo la impresión de que hoy tanto mi Westerplatte como el Westerplatte de muchos polacos, han sido atacados. De esta línea de defensa no podemos retirarnos. Debemos resistir aquí hasta el final». - dijo el periodista de televisión Rafał Patyra, refiriéndose a la oposición a las recientes publicaciones sobre Juan Pablo II.
Muchos de los asistentes subrayaron también su desacuerdo con las acusaciones contra el cardenal Wojtyla de que no respondió adecuadamente en la protección de niños y jóvenes cuando era arzobispo metropolitano de Cracovia. Estos informes han sido cuestionados por numerosos historiadores y publicistsas, que señalaban que los autores de estos materiales se basaron acríticamente en archivos o incluso inventados de los servicios de seguridad comunistas. Las autorides comunistas de la República Popular de Polonia, hostiles a la Iglesia, nunca utilizaron estas denuncias para atacar a Karol Wojtyla, un popular jerarca de la Iglesia incómodo para el sistema comunista en Polonia.