(Fides/InfoCatólica) El presidente Kiir también ha dado instrucciones al ministro para que aplique el segundo capítulo del acuerdo de paz, en el que se detalla el alto el fuego permanente y las disposiciones transitorias de seguridad.
Kiir y su eterno rival Riek Machar firmaron en 2018 el acuerdo de paz que puso fin a una guerra civil de cinco años en la que murieron 400.000 personas. Un acuerdo que ha tenido dificultades para aplicarse plenamente en los últimos años a pesar de que Machar fue restituido en el cargo de primer vicepresidente que ocupaba antes de que estallara el conflicto en diciembre de 2013.
El nombramiento del nuevo ministro de Defensa suscitó una fuerte oposición por parte de Machar, ya que Chol Thon Balok, que pertenece al partido del presidente, ha ocupado el puesto de Angelina Teny, la esposa del propio Machar. El 3 de marzo, Kiir la destituyó junto con el ministro del Interior. Despidos que fueron tachados de «decisión unilateral de Kiir», por el partido de Machar.
Los acuerdos de paz de 2018 prevén la creación de un ejército unificado denominado Graduated Unified Forces. «Hasta ahora esta fuerza no ha entrado en servicio. Parece que se ha entrenado para nada», declara a la Catholic Radio Network Oryema Emmanuel, representante de la sociedad civil del estado de Ecuatoria Oriental, subrayando que dejar a los soldados entrenados sin una asignación específica entraña el riesgo de crear problemas de seguridad.
La situación de mayor riesgo sigue siendo la del Alto Nilo que, según Small Arms Survey, está al borde de una reanudación del conflicto armado, entre algunos grupos locales a su vez vinculados al contexto nacional más amplio. «Normalmente los expertos de Small Arms Survey son de los mejores y más precisos en su análisis del contexto sursudanés», afirman a la Agencia Fides fuentes eclesiásticas locales, que no citamos por razones de seguridad. «Lo que describen del contexto, incluyendo la dinámica actual y los posibles acontecimientos que podrían llevar a una reanudación de los diversos conflictos en la región, es algo que desgraciadamente constatamos por nosotros mismos». «Sin embargo -subrayan nuestras fuentes-, existen movimientos encaminados a apagar la mecha. Rezamos sinceramente para que estas tendencias prevalezcan».