(ACN/InfoCatólica) Los primeros informes sobre el número de viviendas dañadas por el terremoto registran más de 2.500 casas cristianas en la ciudad de Alepo que necesitan reparaciones. A la espera de la evaluación de los costes y requisitos exactos para empezar los trabajos de reconstrucción, la prioridad en este momento es «alquilar alojamientos temporales para aquellas familias que no pueden regresar a sus hogares porque no es sostenible ni digno que sigan durmiendo en el suelo en los salones de las iglesias», dice Xavier Bisits, responsable de proyectos para Siria de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Para ello, explica Bisits, la fundación acaba de aprobar un programa en cooperación con el Comité Conjunto de la Iglesia de Alepo, que incluye representantes católicos, ortodoxos y protestantes, para proporcionar ayudas para el alquiler temporal de unas 430 familias afectadas por el terremoto. Estas familias no podrán volver a su hogar en un futuro cercano porque el edificio en el que vivían ha quedado parcial o totalmente destruido o porque sus casas sufren graves daños.
Según datos de la fundación ACN, la ayuda será en primera línea para los primeros meses – entre seis y doce – del alquiler de las personas cuyas casas deben ser demolidas, porque el gobierno las ha considerado estructuralmente incorrectas.
El responsable de proyectos de ACN, que ha visitado algunas de esas casas, afirma que al menos 60 edificios se desplomaron totalmente por el terremoto en Alepo; pero el número de casas que necesitará ser demolido asciende probablemente a cientos ya que «los ingenieros dicen que, incluso si el edificio no está en ruinas, podría haber daños en la estructura y tal vez sea necesario derribar el edificio. De cualquier manera, estamos trabajando con las iglesias locales para ayudar a las familias con el alquiler, para que puedan quedarse en un lugar seguro mientras se inspeccionan sus edificios o mientras se reparan, ya que esperamos que puedan ser reparados en algunos casos», dice.
Otras quince familias recibirán ayuda para el alquiler en cooperación con la parroquia de la Anunciación, en el marco de la ayuda de ACN a 450 familias afectadas por el terremoto en el barrio armenio, uno de los barrios más pobres de Alepo.
Una de las casas afectadas es la de Clemente, una anciana siria de ascendencia armenia, que cuenta cómo el terremoto le despertó en la madrugada: «Los cristales empezaron a romperse y las paredes de la casa a derrumbarse, teníamos mucho miedo, estuvimos muy cerca de morir. No puedo moverme con facilidad, mi hijo me levantó de la cama y bajamos tan rápido como pudimos a la calle, había mucha gente, y estaba lloviendo fuerte. Nos sentamos sobre un bloque de piedra y dimos gracias a Dios porque estábamos vivos».
Sin embargo, Clemente no puede volver a su casa: «Mi hermano es ingeniero y revisó nuestra casa. Nos dijo que la casa tenía demasiadas grietas y que deberíamos mudarnos. Vivimos en un cuarto piso y la pared de nuestro vecino cayó sobre nuestra casa, otro bloque de piedra enorme cayó en nuestro balcón, todo destruido.»
Otra de las personas afectadas por el terremoto es Sawsan, junto a su hermana enseña las grietas en las paredes de su casa mientras recuerda lo que pasó: «Nos despertamos como a las 4:20 am, estábamos muy asustadas, las paredes caían sobre nosotras; me desmayé y no puedo entender ni recordar lo que pasó exactamente, luego mi hermana me tomó de la mano y pudimos escapar de la casa, fuimos a una escuela cercana y nos quedamos allí. Hasta el día de hoy, no hemos podido regresar a nuestra casa porque está llena de grietas y debemos esperar a repararla».
Por ahora, según Bisits, es prioritario que la gente pueda dejar de alojarse en condiciones paupérrimas, con familiares, en las iglesias o en sus automóviles. La segunda fase consistirá en la reparación de los daños a las viviendas y ACN ya está estudiando un proyecto con ese objetivo.
La población tiene miedo, muchos han quedado traumatizados. Después de una guerra de doce años y una crisis económica enorme, el temor a un desastre natural hace que la situación, ya extremadamente difícil, sea todavía peor. Muchos acuden a recibir ayuda y apoyo a la Iglesia. La hermana Siba Khoury, del Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones, es una de las religiosas que, junto al padre Hugo Alaniz, párroco de la Anunciación, acompaña a las familias en estos duros momentos: «Hemos visitado las casas más dañadas. Tratamos de darles un poco de alivio. También ofrecemos a muchas otras familias ayuda alimentaria. Por eso, os agradecemos vuestra asistencia para poder socorrerles, porque ellos a su vez agradecen al Señor nuestra presencia que les da alivio y apoyo. Gracias, gracias por estar con nosotros».