(NCRegister/InfoCatólica) Una organización benéfica brasileña que atiende a niños discapacitados y abandonados, la mayoría de los cuales sobrevivieron a intentos de aborto, está pidiendo ayuda después de que una devastadora inundación dañara su sede de atención primaria el año pasado.
Antonio Carlos Tavares de Mello («Tonio»), fundador de la Comunidad Jesús Menino, informó de que la sede de la organización benéfica en Petrópolis sufrió graves daños en las inundaciones de febrero de 2022, que provocaron grandes corrimientos de tierra, se cobraron 231 vidas y dejaron 200 millones de dólares en daños.
«Queridos amigos, presentamos a través de este proyecto nuestra gran necesidad», escribió Tonio en el llamamiento publicado el miércoles. «Con las fuertes lluvias que azotaron Petrópolis, nuestra casa sufrió graves daños. Gran parte del tejado resultó dañado y las goteras en el interior de la vivienda han aumentado».
Por ello, la organización benéfica busca fondos para «reparar el tejado y las zonas internas y externas de la sede».
La casa da cobijo a 19 de los 46 niños de la organización benéfica que padecen enfermedades neurológicas y discapacidades visuales y mentales. El edificio también alberga la capilla, la cocina y la lavandería de la organización.
En una entrevista concedida al National Catholic Register en noviembre de 2021, Tonio recordó la extraordinaria historia de cómo se formó la organización benéfica. Tras reconocer el intenso sufrimiento de estos niños en 1988, se enfadó con Dios por su total abandono.
«¿Cómo puedes dejarlos así? ¿Cómo pueden vivir?», se quejó, a lo que escuchó la respuesta: «Entonces dales tu vida. Quédate con ellos».
La organización benéfica ha adoptado a más de 100 niños, y ahora tiene una casa en Brasilia y otra en Portugal. Cada centro atiende a niños y niñas con discapacidades psicológicas y físicas, la mayoría provocadas por abortos fallidos causados por drogas u otros métodos.
Tonio explicó que la sede es una «especie de granja, un campamento, por lo que hay muchas casitas con distintas zonas».
«Se llama 'La pequeña ciudad de María'», dijo al Register. «Hay una escuela, una parte para animales, una capilla. Hay laicos consagrados, una asociación de laicos, que ayudan, y siempre tenemos un capellán como guía espiritual. Durante el día hay mucho trabajo normal y momentos de oración, hay silencio en la casa, el silencio de Nazaret», explicó.
La caridad, subrayó, «no es una ONG ni una clínica, sino una familia consagrada».
El embajador de Brasil en Washington, Nestor Forster Jr., ha elogiado a la comunidad por su trabajo, calificando a la Comunidad Jesús Menino de «embajada del Cielo en la Tierra».
