(Aica/InfoCatólica) El papa Francisco decretó esta pena canónica el 2 de septiembre de 2016. Desde entonces debería haberse abstenido de vestir como clérigo, y, sobre todo, de celebrar los sacramentos.
Al haber sido expulsado del estado clerical mediante pena, no puede celebrar la santa Misa, y si confiesa, preside matrimonio o confirma, todos esos sacramentos son inválidos.
La conducta de Orozco genera confusión en el pueblo de Dios, «que está siendo engañado en su buena fe». Por eso, el arzobispo de Salta invita a la comunidad católica «a rezar por su persona y hacer llegar esta información en sus ambientes para evitar que los fieles, de buena fe, puedan ser engañados».
Lo cierto es que resulta realmente necesario que los fieles entiendan la gravedad del asunto porque, sin ir más lejos, las bodas oficiadas por Orozco no tienen validez ante la Iglesia. Igual ocurre con la confesión, que solo podría ser válida en una situación de urgencia y ante peligro de muerte.