(C-Fam/InfoCatólica) Los gobiernos occidentales, salvo algunas excepciones, están impulsando la censura global a través de la inteligencia artificial para luchar contra la «violencia sexual y de género facilitada por la tecnología», un nuevo término que puede utilizarse para refundir la oposición al aborto y a los derechos de los homosexuales/trans como una forma de violencia en linea (online) y reprimirla, según detalla C-Fam (Center for Family and Human Rights).
La violencia de género facilitada por la tecnología incluye «el acoso, la manipulación de la información, la desinformación y la ciberdelincuencia, la misoginia en línea y la incitación al odio», según las propuestas presentadas esta semana por la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y otros países en las negociaciones del acuerdo anual de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU.
Las propuestas de la Unión Europea piden un «cambio de paradigma» en la tecnología que «contribuya a transformar las normas sociales», entre otras cosas programando algoritmos «que adopten un enfoque de la digitalización basado en los derechos humanos, centrado en las personas y sensible a las cuestiones de género, con los principios feministas de inclusión, interseccionalidad y cambio sistémico en su núcleo».
Estas medidas son necesarias para superar el «sesgo de género» en los datos y la tecnología, según la Unión Europea. Recomiendan «la adopción de acciones algorítmicas equitativas para corregir los sesgos y las barreras de la vida real», incluyendo a través de «la mejora de la moderación y la curación de contenidos.»
El gobierno de Biden no se opuso a estos llamamientos para restringir la libertad de expresión a pesar de las recientes críticas de que las agencias federales llevaron a cabo campañas de censura masiva a través de plataformas de medios de comunicación privados, incluidos los gigantes de las redes sociales Google, Facebook y Twitter.
La propuesta estadounidense en las negociaciones pedía que el «sector privado» siguiera encargándose de la moderación y sanación de contenidos a instancias de los gobiernos, intentando eludir las críticas de que la censura sancionada por el gobierno, aunque la lleve a cabo un intermediario privado, viola la cláusula de libertad de expresión de la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense.
Las negociaciones sobre las Conclusiones Acordadas de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer comenzaron esta semana con una estratagema de los países occidentales para cerrar el debate sobre cualquier lenguaje relacionado con la «salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos». En las últimas negociaciones se han mostrado inflexibles al afirmar que ese lenguaje está grabado en piedra y no puede eliminarse de la política de la ONU.
Otros temas que se espera que se negocien son el derecho a la privacidad en línea de los niños. El proyecto de acuerdo propuso polémicamente adoptar un «enfoque basado en los derechos humanos» y recomendó seguir «las normas de derechos humanos». Los recientes pronunciamientos del sistema de la ONU sobre el derecho a la privacidad son muy controvertidos.
Corrupción de menores
Según un experto en derechos humanos de la ONU sobre privacidad, el derecho a la privacidad de los niños incluye el derecho a «explorar de forma segura y privada su sexualidad a medida que maduran, ya sea fuera de línea o en línea», el derecho a la «atención sanitaria trans» y al «reconocimiento legal del género», así como el derecho a participar en «actividades sexuales consentidas entre iguales, incluida la información y los servicios de sexting». En consecuencia, los organismos de la ONU afirman que el derecho de los niños a la intimidad incluye el acceso a la pornografía.
Se espera que las Conclusiones Acordadas se incorporen a las normas y mejores prácticas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) que la Asamblea General está dispuesta a adoptar para todas las plataformas tecnológicas a través del «Pacto Mundial Digital», un nuevo acuerdo internacional sobre regulación tecnológica, incluida la tecnología artificial, que se espera adoptar en septiembre de 2024 en lo que se ha denominado la «Cumbre del Futuro.»