(Agencias/InfoCatólica) Las elecciones de este año se consideran un hito en la historia democrática del país, ya que, además de la votación presidencial del 25 de febrero, también se votará por los 469 escaños de la Asamblea Nacional, a los que se presentan 4.223 candidatos. Además, el 11 de marzo, 28 de los 36 estados elegirán a un nuevo gobernador, ya que 17 gobernadores en ejercicio han llegado al límite de su mandato y, por tanto, no podrán presentarse de nuevo.
Aparte de los problemas técnicos, en algunos lugares se registraron actos violentos que también han retrasado la votación.
Los obispos católicos del país hicieron un llamamiento a los fieles para que votaran masivamente.
Las expectativas de renovación del liderazgo político a nivel local y federal son, por tanto, muy altas. Si no se tienen en cuenta, se corre el riesgo de generar más tensiones y violencia en un país de más de 213 millones de habitantes (el electorado es de 93 millones), cuatro de cada 10 de los cuales viven por debajo del umbral de pobreza, sin electricidad, agua potable ni saneamiento.
Históricamente, además, el proceso electoral ha coincidido con una oleada de acontecimientos violentos protagonizados por los partidos políticos, desplegados según criterios étnicos y sectarios.
A pesar del acuerdo firmado en septiembre de 2022 por los candidatos y dirigentes de los 18 partidos políticos para una campaña pacífica, la contienda electoral de este año ha vuelto a estar marcada por la violencia.