(Diario/InfoCatólica) El obispo ha concedido una entrevista a El Diario de Yucatán, en la que asegura que ell cambio que se necesita realmente es que los pastores y la comunidad cristiana den testimonio de su fe y salgan al encuentro de los otros, impulsar lo que el papa Francisco llama la «Iglesia en salida».
El prelado habla también del alejamiento de los jóvenes de la Iglesia y del reto que significa la expansión de internet, las redes sociales y los celulares (ndr teléfonoos móviles) para la evangelización.
¿Por qué piensa que permitir el matrimonio de los sacerdotes y la ordenación de mujeres y darle a éstas la misma jerarquía que al hombre, no puede resolver algunos de los problemas actuales de la Iglesia?
En la Iglesia existe lo que se llama la potestad de orden, que se recibe con la ordenación sacerdotal, responde Mons. Medina Balam, experto en Derecho Canónigo.
A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido la conciencia de que el Señor Jesús eligió a los varones para este ministerio y eso ha sido siempre, de tal manera que, sobre todo los romanos pontífices, no se sienten con la autoridad para contradecir esta práctica, como en otras iglesias que no son católicas.
¿Y en el caso del matrimonio de sacerdotes?
Aquí también pesa la tradición occidental, porque en las iglesias orientales católicas los sacerdotes tienen la opción de casarse, solo que deben hacerlo antes de su ordenación. En cambio, en la tradición occidental, la nuestra, siempre se ha vivido en el celibato. Esto ocurre no porque sea un mandato de Cristo, sino porque fue una propuesta apostólica especialmente de San Pablo. Es la tradición de la Iglesia de los apóstoles, que pesa...
Entonces, ¿qué debe cambiar en la Iglesia ante el alejamiento de fieles, la caída en las vocaciones sacerdotales, el cierre de conventos y el avance de la secularización en la sociedad?
Podemos hablar de cambios en la estructura, pero aquí la Iglesia camina con firmeza antes de dar un paso. Sin embargo, ya se están dando algunas decisiones con el papa Francisco, que involucran a laicos, incluso mujeres, en la Curia Romana. Por eso se habla, por un lado, de la potestad de orden y por otra de la potestad de régimen, muy ligada a la anterior, pero en la potestad de régimen participan hombres y mujeres. Esta potestad está relacionada con la toma de decisiones dentro de la Iglesia, con su forma de gobierno y significa, en efecto, un cambio en la estructura eclesiástica.
Frente al avance de la secularización en la sociedad mexicana y yucateca, es decir, de la pérdida de influencia de la religión, ¿qué puede hacer la Iglesia hoy?
Definitivamente se requiere de la evangelización y en esto los pastores, los párrocos, especialmente, han de contribuir, porque una comunidad, mientras está mejor formada en su fe, puede resistir mejor los ataques de la secularización.
En Yucatán, indica el Obispo, hay una gracia: existen muchas escuelas católicas que pueden contribuir a contrarrestar esta ola, además de usar también los medios de comunicación para esta evangelización.
Pero el otro cambio será el que se dé en la actitud de los pastores y en la comunidad cristiana, siguiendo lo que dice el papa Francisco ‘que nos invita a ser una ‘Iglesia en salida’.
Esto es lo que yo decía anteriormente, que los sacerdotes y los laicos que colaboran con la Iglesia no esperen a que la gente llegue, sino al revés, que salgan a buscar a los otros, que estén disponibles para ir a encontrar y no quedarse sentados, esperando.
Algunos observan que en Yucatán es cada vez más difícil transmitir la doctrina cristiana en las familias. Hay una generación que probablemente tenga ahora 30 años, que no vio en sus casas esta transmisión, como ocurría en las generaciones anteriores, lo que se traduce en la relativa poca presencia de los jóvenes en las iglesias. A veces uno escucha los sermones de los sacerdotes con mensajes abstractos y alejados de los problemas de los fieles.
Ciertamente esa presencia ha disminuido, pero la misma comunidad cristiana es quien debe apoyar con su testimonio y con su solidaridad para contrarrestar esto.
Efectivamente, añade, los jóvenes son quienes se alejan más de la Iglesia, pero ellos a su vez ellos son sensibles y valoran mucho el testimonio, más que las palabras.
Por eso es que la comunidad debe participar más en los testimonios y los sacerdotes, por su parte, recibir una formación permanente en los seminarios para que especialmente los domingos, cuando se reúne la mayor parte de la comunidad, puedan transmitir un mensaje claro y, diríamos, útil en el sentido de que ayude a la gente en su vida.
Parecería que para muchos sacerdotes es un enorme reto competir hoy con Internet, las redes sociales y los celulares, que serían más atractivos que los sermones. ¿Qué puede hacer la Iglesia ante esto?
Insisto, un modo sería adoptar el encuentro cercano con los jóvenes, porque a veces es posible que se sientan distintos, como que no interesan a la Iglesia y entonces prefieren salvaguardar su identidad, pero cuando los tomas en cuenta, cuando te comunicas con ellos cercanamente, yo pienso que cambia la cosa.
Yo fui capellán durante 25 años de un albergue de niñas chiquitas, hasta los doce o 13 años en México. Celebraba dos misas a la semana, pero me di cuenta que si las tomas en cuenta, logras ese acercamiento. Esa es la clave.