(Asia news/InfoCatólica) En una declaración conjunta se afirma que, «en el contexto de lo que está ocurriendo en el mundo y sobre todo en Etiopía», resulta sumamente importante el apoyo expresado por el jefe de la Iglesia rusa al patriarca de Addis Abeba, Abuna Mathias, y a todos los cristianos de Etiopía, así como la solidaridad que los rusos reciben de la Iglesia etíope «cuando a nivel internacional se intenta discriminarlos». Se hace especial referencia a los recientes estallidos de violencia en una de las regiones de Etiopía contra los representantes de la Iglesia, con ocupación de iglesias y víctimas en el clero local.
Igumnov informó que el memorando también incluye la colaboración académica, intercambio de estudiantes, comparación de experiencias de actividad caritativa y pastoral con los jóvenes, trabajo en las zonas de diáspora y varios otros proyectos comunes, también en el ámbito de la comunicación. De esta forma, «los creyentes podrán conocer mejor el patrimonio histórico y espiritual de ambos, organizar peregrinaciones comunes y otras dimensiones del diálogo entre cristianos».
La Iglesia etíope es considerada la tercera más grande del mundo por número de fieles, después de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa, contando con 60 millones de creyentes. La mayoría de ellos vive en Etiopía, pero la diáspora se extiende a América del Norte, Europa y otros países africanos. Es una Iglesia muy antigua, que se remonta al imperio de Axum y fue fundada por el diácono apostólico Felipe. Asumió el cristianismo como religión de estado en el siglo IV, al igual que la Iglesia armenia y la de Roma.
El patriarcado de Moscú ofrece desde hace tiempo su apoyo a los ortodoxos etíopes en el conflicto con los sectores separatistas de su Iglesia, y últimamente este apoyo se ha intensificado mucho gracias a los esfuerzos desplegados por el exarca ruso para África, Leonid (Gorbachov), que fue nombrado tras la ruptura de relaciones con el patriarcado griego de Alejandría, en Egipto.
El cisma dentro de los etíopes es consecuencia de los levantamientos en la región de Tigray, que fueron sofocados a duras penas, y más tarde también en la región de Oromia, donde los sacerdotes locales formaron un Sínodo alternativo en apoyo «de la nación y el pueblo oromo». A diferencia de los tigriyos, que están en la periferia, los oromo ocupan la zona central del país, una parte considerable de toda la superficie.
Las facciones enfrentadas en Etiopía corresponden a diferentes grupos étnicos, lo que también se refleja en la vida de la iglesia con el uso de diferentes idiomas litúrgicos, como reivindican los separatistas. El gobierno de Etiopía no apoya la intransigencia de la Iglesia patriarcal, que no tiene la intención de conceder ninguna forma de autonomía regional; el primer ministro Abiy Ahmed Ali ha propuesto evitar los ultimátums y buscar un acuerdo entre las partes.
Etiopía es una federación muy frágil y podría desintegrarse debido a los diversos levantamientos separatistas, pero la Iglesia también se opone con manifestaciones públicas de fieles, reprimidas por la policía de forma bastante violenta. Ahora el patriarca Mathias puede reclamar el apoyo de su «hermano ruso» Kirill, quien tampoco está dispuesto a comprometerse en disputas con otras jurisdicciones ortodoxas y minorías étnicas, ni siquiera de Ucrania o Constantinopla.
Monofisitas
La Iglesia Ortodoxa Etíope es una de las iglesias que se separó del resto de la Iglesia tras el concilio de Calcedonia, donde fue condenada la herejía monofisita en todas sus variantes (ellos sostienen el miafisismo), quedando ya fijada la doctrina cristológica ortodoxa. Sigue siendo iglesia porque conserva la sucesión apostólica.
Los monofisitas sostienen que las dos naturalezas en Cristo, la divina y la humana, estaban tan íntimamente unidas que se convertían físicamente en una, ya que la naturaleza humana era completamente absorbida por la Divina. El concilio asumió la declaración dogmática de San León Magno, Papa:
«Enseñamos… uno y el mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, conocido en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación»
Postura herética de los cismáticos sobre el adulterio
La postura de los ortodoxos sobre el sacramento del matrimonio y el adulterio es contraria a las enseñanzas de Cristo y de la Iglesia Católica. Se puede consultar dicha postura en este artículo de Jorge Soley: «Divorcio ortodoxo? Una aclaración necesaria».