(ACN/InfoCatólica) «Después del terremoto, las hermanas han acogido a 10 familias en su convento, así que ahora viven con ellas unas 50 personas», relata el padre Raymond Abdo, provincial de los Carmelitas en Líbano y Siria, socio de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). En el único monasterio carmelita de Siria viven 8 hermanas, que se dedican en cuerpo y alma a la oración por todas la necesidades de la Iglesia y de los hombres y mujeres del mundo. Esta oración se convierte habitualmente en ayuda material concreta para los que más sufren, pese a que ellas también atraviesan grandes dificultades. Gracias a Dios su casa no ha sufrido grandes desperfectos, pero como el resto de la población, el terremoto les ha dejado sin luz ni agua, a temperaturas bajo cero por el duro invierno alepino.
Su preocupación por los demás no es solo de ahora, «nuestro monasterio de Alepo ha estado siempre abierto, incluso en los peores momentos de la guerra. Los terroristas han intentado atentar contra él e incluso un misil cayó junto al edificio, pero milagrosamente no explotó», comenta el padre Abdo. En esta casa se han repartido todo tipo de ayuda que llega del exterior, bien de la propia Orden de los Carmelitas Descalzos, bien de instituciones de la Iglesia como ACN. «Siempre han acogido a todos, tanto musulmanes como cristianos, hasta hace un año y medio ha vivido en el convento una familia con diez hijos que habían perdido todo por la guerra. Así que ahora de nuevo, estas religiosas están dando un testimonio grande de su fe, de una fortaleza enorme y de esta presencia silenciosa del Señor en la oración, que hace que muchos llamen a su puerta buscando una palabra y una ayuda concreta de esperanza», comenta el religioso.
El padre Abdo también subraya a ACN que la situación en el país «no es muy diferente de lo que se vive en Turquía, la diferencia es que allí sí que han llegado muchas personas para ayudar de todo el mundo, pero en Siria el embargo ha bloqueado muchas posibilidades económicas y humanas. A pesar de todo esto, mucha gente del Líbano con sus coches u organizaciones como Cáritas o ACN han llegado para ayudar».
Las autoridades religiosas de Siria, y numerosas organizaciones civiles, han pedido la suspensión del embargo internacional: «Esto es muy importante porque la gente que está bajo los escombros de sus casas o la gente que busca con cariño a sus hijos y a sus padres, no tienen nada que ver con las políticas y con las guerras».
Tras el derrumbe de muchas casas, la Iglesia ha abierto sus iglesias, parroquias y hasta conventos de clausura, como el de las Carmelitas de Alepo, para acoger a las personas que no tenían un lugar donde dormir. Alepo es una de las ciudades más castigadas y las Iglesias atienden en esta ciudad a unas 18.000 personas cada día. Preguntado por las necesidades más acuciantes en estos momentos, el padre Raymond Abdo subraya que la cosa más importante para todas las personas es «conocer el destino de sus seres queridos que están bajo los escombros».
Ayuda a la Iglesia Necesitada ha aprobado una ayuda inmediata de 500.000 euros para Siria, a través de sus socios de la Iglesia local. Esta ayuda va destinada a bienes de primera necesidad, como comida, ropa de abrigo, medicinas y leche infantil. También sirve para apoyar los trabajos de inspección y reconstrucción de las casas, para que todos puedan volver a sus hogares lo antes posible y de manera segura. ACN está trabajando con un comité de representantes de las Iglesias tanto de Alepo como de Lattakia para desarrollar una respuesta coordinada a la actual situación.